Tú eres mi adicción

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Autor: Haruka Eastwood


Ciel Phantomhive Pov

Soy Ciel y soy adicto. No se trata de ninguna droga, en mi sistema no hay rastro de heroína, ketamina, anfetamina, marihuana, cocaína, nada. Tampoco soy adicto a bebidas alcohólicas, mucho menos a placeres carnales… de hecho soy virgen y jamás he dado un beso. Mi organismo está limpio de sustancias nocivas, aun así soy adicto. Es patético pero mi adicción no es algo, más bien es alguien… mi mayordomo.

Soy consciente de que una adicción es una enfermedad muy grave y hay signos y síntomas característicos. Los leí en un libro médico pero en aquel entonces no les preste atención, aun así termine por memorizarlos para perder el tiempo. El primero era la pérdida del control del uso. Gastaba gran parte de mi día en observar lo que hacía, cada movimiento, gesto o acción era grabado en mi subconsciente olvidándome de todo lo demás, entonces mi interés excesivo en Sebastián comenzó a afectar mi desempeño en las empresas y entorpecer notablemente mis decisiones y acciones.

El segundo era daño o deterioro progresivo de la calidad de vida. Y es que había ocasiones en que dejaba de comer o dormir por su culpa, la mayoría de veces estaba molesto y es que no sabía que otras excusas inventar para tenerlo cerca. Me frustraba, estaba de mal humor y terminaba gritando a todos, y es que ellos podían pasar tiempo con él sin motivo, mientras que yo tenía que elaborar complicados planes para estar un momento a solas, lo cual no siempre funcionaba.

El tercero es uso a pesar del daño. Era consciente que me estaba enfermando, que mi piel era más pálida y que incluso perdí un par de kilos. Pero yo seguía obsesionado con Sebastián, en verlo a cada momento y una parte de mi me animaba a descuidar mi salud porque de esta forma lo tendría cerca. Él se ocupaba de mí y velaba mi bienestar, así que no me importo permanecer en cama un par de días si Sebastián estaba a mi lado.

El cuarto síntoma es negación o autoengaño. Llegue a un punto en donde realmente creí que todo lo que hacía estaba bien porque él estaba conmigo, su presencia me tranquilizaba, me relajaba y estaba cómodo. Nada de lo que hacía estaba mal y mis tontos sirvientes estaban haciendo una tormenta en un vaso de agua. Sin embargo tomaron medidas drásticas y yo era vigilado constantemente, aunque me negaba a comer si no era Sebastián quien me ofrecía los alimentos y llegando a este punto comprendí que algo andaba mal conmigo, me propuse volver a ser como antes de mi estúpida obsesión por verlo y tenerlo cerca.

El quinto síntoma era la memoria eufórica. Llevaba meses comportandome como el de antes, aunque la única diferencia es que evitaba a Sebastián a toda costa. Pero después de ocho meses en los que casi ni le dirigía la palabra, llegue a mi limite y mi obsesión por el regreso de tal forma que deseaba tenerlo siempre a mi lado o me volvería loco.

El sexto es el pensamiento adictivo. Siempre he sido dependiente de Sebastián para realizar los deberes de la mansión y como protección, sin embargo ahora lo necesitaba de una forma casi bizarra y asfixiante, llegando a la conclusión de que si no estaba a mi lado moriría, ya sea por mi propia mano o presa de una infinita soledad y miedos absurdos.

El séptimo es la conducta de búsqueda. Actuaba como una estúpida polilla y Sebastián era la luz, una tan intensa que me cegaba, lo cual es ilógico tratándose de un demonio. En las misiones para la reina llegué a ponerme en verdadero peligro con tal de permanecer a su lado, aun así él siempre me protegió. Afortunadamente nunca presente el octavo síntoma que son deseos automáticos… o eso quiero creer.

El noveno era obsesión o preocupación y estaba íntimamente relacionado con el séptimo. Tenía miedo que algo o alguién lo lastimara apartandolo de mi lado. Cada pensamiento y acción era por él y para él, aunque al final yo resultaba ser un inconveniente porque se veía obligado a prestar más atención para protegerme.

Adicto a SebastiánDonde viven las historias. Descúbrelo ahora