Entré lentamente en Minseok, hacía mucho tiempo que no lo hacíamos, justo antes de que el dejara de caminar y comenzara a preocuparse por tantas cosas.
Lo besé para detener sus quejidos y el apretó sus manitas, tuve que sostener sus piernas todo el tiempo para que no se cansara, meciéndome lento para no dañarlo, me encantaba besarlo, besar sus manos, su pecho, su cadera, todo, besar a Minseok.
Pasaba mis manos por su cintura porque me gustaba verlo encorvarse, mordía sus labios porque el color que aparecía en ellos era hermoso, tiraba de su cabello suavemente para que supiera que lo tenía.
Minseok era suave, tibio y tierno, dócil y liviano, generalmente solo se recostaba y me dejaba amarlo y eso era más que suficiente para mi.
De vez en cuando susurraba cosas con desesperación y luego me arañaba, no entendía lo que decía, solo seguía moviéndome.
Y al final de la noche, solo me besaba y terminaba, soltaba un sincero "te amo" y cerraba los ojos.
Después de eso me dedicaba a verlo dormir, con los labios húmedos y la respiración lenta. Minseok parecía el ángel más hermoso de toda la corte celestial.
Su piel brillaba suavemente y su cabello lucía suave.
Tal vez Minseok si era un ángel.
