Capitulo XI

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¡¿Cómo se atreve ese bastardo?!, ¡No tiene ni la menor idea de con quien se metió!

Había despertado en una cama de hospital, tenía vendas y más vendas por todo el cuerpo. En eso entró una enfermera, que al instante de verme salió corriendo de la habitación.

A mi izquierda había una gran ventana y a un lado unas flores y una tarjeta. Probablemente de Natasha y Alex. Esos dos como los extraño.

-¡Bryan!- Entró Natasha muy apresurada a la habitación seguido de Alex.

-¡Por fin!, ya te estabas tardando maldito infeliz- Dijo Alex burlón.

-Hola, para ti también- Dije.

-Bryan, hay algo que...- La interrumpió Alex.

-Natasha ahora no, no es el momento-Le susurró Alex.

-Pero él tiene derecho a saber- Le reclamó Natasha.

-Si, pero ahora no- Respondió Alex.

-Chicos no me eh ido a ninguna parte, ¿de qué demonios están hablando?- Pregunté.

-Bryan... Llevas así una semana, cuando te golpearon quedaste muy herido. Todavía no hemos logrado encontrar a Leslie...- Dijo Natasha.

De momento todo me llegó de golpe. Recordé el viaje, lo que sucedió en el estacionamiento, el secuestro de Leslie, todo.

Me levanté de la camilla y me desconecté todo lo que tenía puesto. Me vestí y salimos del hospital con dirección a la central del FBI.

Usamos todo a nuestro alcance, pero no encontramos nada, ni rastro, ni camaras, ni llamadas para pedir dinero a cambió.

Ya habian pasado 3 días y estaba comenzando a darme por vencido. Pero por más que quisiera encontrarla no había rastro, ese maldito sabe como esconderse. Siempre e pensado en la posibilidad de que tiene espias dentro del FBI.

Regresé a mi casa, como todos los días. Dejé las llaves en la mesa y me senté en el sofa. Cansado me sobé las sienes. No sabía que hacer, había intentado por todos los medios posibles encontrarla y nada. Ningún rastro de ella o de ese bastardo.

Alguien tocó la puerta. Me levanté y la abrí. No había nadie miré en el suelo y estaba un sobre. Lo recogí y cerré la puerta regresando al sofa.

Lo abrí. Dentro venian unas fotografías de Leslie acostada en un colchón sucio y con la ropa rasgada, atada de muñecas y tobillos, con una cinta adhesiva sobre su boca. Me partía el corazón verla así. Detrás de la foto estaba un número. Lo llamé, tardaron en contestar.

-¿Si?- Contestaron.

-¡Te juro que si le haces algo...!- Me interrumpió.

-Si, me vas a matar, eso ya lo sé. No te preocupes, ella está bien, por ahora y lo seguirá estando si sigues al pie de la letra mis indicaciones-

-Bien, ¿qué quieres?-

-¿Tienes donde anotar?-

Busqué una pluma y escribí en el sobre.

-Listo-

-890 835 516 754, es un número de cuenta. Irás al banco mañana y depositaras todo lo que tengas, sé cuanto es el total asi que ahorrame las molestias de golpear a tu novia-

-Todo va a estar ahí- Dije.

-En cuanto compruebe que pusiste todo tu dinero te mandaré una dirección a este telefono. Ven desarmado y no le digas a nadie. Si cometes el mas minimo error, la mato yo mismo-

Bryan, mi secuestrador 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora