× Oscuridad del callejón ×

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Kilian Moon terminaba el paseo de cada día a las diez y media de la noche. No era un chico muy deportivo, pero le gustaba dar un paseo por la ciudad cada día. Aquello le hacía sentirse mejor de alguna manera. Su camino empezaba desde las ocho de la tarde hasta las diez y media de la noche.
De nuevo, cuando tomaba el camino del callejón más oscuro que existe hasta llegar a su casa, volvió a ver a aquella chica de cabello rojizo sentada en el mismo banco el cual era iluminado por una farola que se mantenía a su lado.
Kilian nunca conseguía entender qué significaba aquél lugar para ella pues pensaba que debía significar algo debido a lo triste, solitario y desagradable que resultaba ser aquél sitio. No tenía nada de interesante, pero sin embargo ella estaba allí cada día a esa misma hora.
Él siempre pensó en hablarle o preguntarle por qué se sentaba allí, pero nunca tuvo el valor de hacerlo, por muy ordinal que fuese. De todas formas, pensaba él, que no era nadie como para meterse en la vida de los demás.
Nunca consiguió ver el rostro de la chica pues siempre estaba cabizbaja. Su cabello pelirrojo el cual brillaba en la tenue luz que proporcionaba la farola era lo único que la hacía reconocible para él.
Una vez pasó por aquél lugar y dejó atrás a la chica, empezó a dejar de pensar en ella, aunque la curiosidad le carcomía por dentro.

×These market×

¿Volviste a verla? —preguntó Uriel, su mejor amigo.

Uriel era el mejor amigo de Kilian desde que éste se mudó a la ciudad hace cinco años. Actualmente estaban en la universidad. Ambos mantenían una conversación mientras caminaban por los pasillos de ésta.

—Sí —afirmó el joven—, la volví a ver allí sentada. Sé que suena ridículo pero no me atrevo a hablarle —comentó.

—Pero si tanta intriga te da, ¿por qué no le hablas y ya está? Ni que tu vida fuese a acabar por dirigirle la palabra —le animaba su amigo.

—No lo sé, Uriel. Me siento como si me hubiese rechazado antes de siquiera dirigirle la palabra —explicó.

—Llevas dos semanas hablándome de ella y me estás haciendo entrar en la misma curiosidad que tú. Te juro que como hoy no le hables lo haré yo —avisó su amigo, retándole.

—¡No lo hagas! Eres tan adelantado que lo más seguro sea que salga huyendo de allí. Aunque suene extraño, no me gustaría que algún día dejara de aparecer en aquél banco cada noche.

—No...; no me digas, Kilian, que te está empezando a gustar una chica la cual no conoces y ni siquiera le has visto el rostro... —quiso saber Uriel, asombrado.

—¡¿Pero qué mierda dices?! ¿Cómo me va a gustar una chica que, como bien has dicho, nunca he visto ni he interaccionado? Estás creando una película de todo esto... —respondió su amigo igual de asombrado.

—Bueno, bueno, tranquilo. Si en realidad lo importante es que esté buena.

Kilian arrugó el entrecejo, mirando a su amigo.

—Desde luego que estás mal...

—Oye, Kilian, ¿y si en realidad ella es una asesina en serie que secuestra a los chicos y los maltrata? —soñaba Uriel— eso sería... muy sexy...

—¡¿Quieres dejar de pensar de esa forma?! Desde luego estás enfermo... no sé por qué sigo siendo tu amigo —se quejó.

The Dark Side [×] Brand Red [ON HOLD]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora