¿Sólo amigas?

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Al ver que Caren no hablaba Verá se empezó a preocupar, por lo que se dirigió a la habitación donde su amiga se encontraba y la encontró tumbada boca arriba con su brazo izquierdo cubriéndole la cara.

- Prechiocha, ¿estás bien?- la interrogó.

-No, y no me digas así, que debo de estar de todo menos eso- contestó, mientras Vera se descalzaba para no manchar las sábanas pues le apetecía tumbarse con ella mientras se terminaba su cigarro.

- No digas bobadas, eres mi niña prechiocha y si tienes un novio idiota que no te lo dice no es mi culpa- le reprochó a la vez que se sentaba a su lado para verla mejor.

-Muñeca... no juegues con fuego- le avisó Caren al percatarse que su amiga se le acercaba cada vez más.

-¿Sabes? Hay algo que quiero hacer desde hace tiempo- se aventuró Vera intentando encontrar la cara de Caren entre su brazo- y es que ha pasado un año desde la última vez, y no quiero que termine este año sin hacerlo,- dijo mientras acercaba sus labios a los de su amiga- quiero probarte otra vez.

-Vera... no hagas nada de lo que te arrepientas.

- Quiero arrepentirme- y en ese momento sus labios se rozaron.

Caren agarró la cabeza de Vera haciendo de ese simple roce algo más personal, sus labios se fusionaron y sus lenguas comenzaron a jugar, cualquiera diría que hubiera pasado un año de su primer beso.

-Ufff...Me encanta como besas- la alagó Vera.

-Eres la primera persona que me lo dice, y tú también me encantas muñeca- le correspondió Caren.

- ¿Kevin nunca te lo ha dicho?- preguntó extrañada su amiga.

-No- dijo apenas sin separar sus labios mientras le desabrochaba el cinturón que llevaba ceñido Vera a la cintura sin que ésta se percatará a causa de la excitación, estaban llegando a una línea que no sabían si estaban dispuestas a cruzar.

-Dios- suspiró Vera al notar cómo la mano de su amiga se introducía por debajo de su camisa, rozando su cadera, contorneando su cintura, arañando su espalda y subiendo hasta su pecho- te amo Caren, te amo.- Repetía una y otra vez mientras imitaba a su compañera que aún la sostenía de la cabeza para así poder dirigir mejor el beso.

Estuvieron así unos minutos que se hicieron eternos, sus labios eran incapaces de despegarse mientras sus manos buscaban causar el placer a traves de sus senos, Vera entonces se percató de que su mano derecha independiente a cualquier orden de su cerebro bajaba hasta el muslo izquierdo, subiendo hasta sus nalgas y haciendo círculos con sus dedos masajeó su zona pélvica con lo que como resultado Caren suspirará de placer.

- Mierda, Caren ¿qué estamos haciendo?- preguntó atónita al ver lo que estaba pasando, Caren ya la había comenzado a desabrochar su pantalón y sus pechos salían por encima del sujetador- No podemos seguir, si Ángel se entera nos castigará con algo peor que la muerte.

-Ajam, ¿y?- preguntó Caren mientras acercaba de nuevo la cabeza de Vera a la suya para seguir el beso y lo consiguió, pero ésta logró cobrar el control de sus actos y se levantó.

-Lo siento, yo te busqué, pero no puedo hacerlo, por un segundo he perdido el control, sabes que te amo en eso no mentí, - dijo mirando a aquel ser celestial que tenía sentado delante de ella en la cama y que le hacía caritas incitándola a volver con ella- pero no puedo, perdóname- dijo acercándose a su diosa terrenal y retirándole el cabello de la cara- si pudiéramos...pero no se puede- concluyó besando su frente y cogiendo sus botas-. Perdóname- y salió de la habitación directa al salón donde entre temblores logró encender un cigarro mientras se colocaba bien el sujetador y se ponía de nuevo el cinturón en su cintura y se calzaba.

Caren se quedó atónita ante tales palabras, pero sabía que Vera tenía razón, Kevin no era una amenaza, pero Ángel sí, era un demonio de rango superior, y aunque esto último se suponía que no debía saberlo, Vera no podía esconderle nada, tan sólo había tardado un año en confesarle la verdad. Vera no podía más, estaba agotada de llevar sola la carga, sin tener con quien hablar y cuando vio en Caren a una fiel aliada no lo dudo ni un segundo, la necesitaba y ella jamás en éste último año la había traicionado o abandonado, amaba demasiado a esa pequeña loca y apasionada que llamaba por "muñeca".

Al cabo de media hora, aproximadamente Caren se levantó a lavarse la cara y sentarse junto a Vera, llevaban más de cuatro horas bebiendo y apenas habían comido nada.

- Muñeca, ¿nos vamos a comer?-le propuso acariciándole con cariño la espalda a lo que Vera respondió con una sonrisa y un asentimiento de cabeza.- Bien, pues cuando quieras.

Así se dispusieron a recoger y a salir, a medida que bajaban las escaleras bromeaban preguntándose cómo sería bajar éstas con tacones. Quedaba un piso sólo cuando Caren se adelantó, empujó suavemente a Vera contra la pared y cogiéndola del cabello la volvió a besar.

- Lo lamento, pero yo no me arrepiento de lo que ha pasado, además de que ya te dije que me encanta como besas, muñeca- Vera no supo cómo contestar sus mejillas seguían sonrojadas por el recuerdo de lo que acababa de pasar en la casa de su amiga.

Terminaron de bajar y se dirigieron a comer algo, durante el resto de la tarde no volvieron a sacar el tema, hasta que fue la hora de que Vera se fuera a su casa, pues su madre estaba de mal humor y no la dejaba quedarse a dormir en casa de Caren, lo cual la producía cierto alivio, ya que tendría que ver a Kevin y no se veía con ganas de verle después de lo que había pasado.

Camino a la parada del autobús, se pararon a tomar un café, momento que aprovechó Caren para jugar con Vera, sólo que ésta ya no tenía ganas de seguir jugando, se había asustado realmente con lo que había pasado, de no haber sido por esa imagen fugaz de Ángel en su mente no habría parado, el temor de que fuera capaz de hacerle algo a Caren la bloqueaba, la amaba demasiado, y él sabía que ella era su debilidad, al igual que el propio Ángel lo era. Ambos eran los únicos que le daban fuerza o la debilitaban, ambos eran dueños de su alma, al menos parte de ella no era del demonio.

Al llegar a la parada se despidieron.

-¿Sabes que no me siento culpable por Kevin?- se sinceró Vera- Sé que eso no me hace gran persona por él ser mi amigo, pero me importas mas tú, me recuerdas que aún soy humana, así que...por favor, no le digas lo que ha pasado, el muy imbécil sería capaz de decírselo a Ángel...

- ¿Por qué clase de idiota me tomas?- la increpó Caren- Es mi novio pero valoró más mi alma, además de que se la merece, se pasa nuestro primer año poniéndome los cuernos y ahora después de que le perdono y vuelvo con él me rechaza dos veces, no, gracias- concluyó con algo de enfado a pesar de su sonrisa.

-Lo sé, por eso te amo- y dándose un abrazo y dos besos se despidieron.

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En fin, este es mi segundo capítulo, espero que les haya gustado, les agradecería sus comentarios y sus votos, pues así sé que voy bien encaminada. Gracias :-)

Mis demoniosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora