capitulo 6

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Brianna:

Desde lo ocurrido con Riley hace unos meses atrás, no lo había vuelto a ver. Lo odiaba. Aún no superaba lo que había ocurrido. Me dolía pensar en todo lo que vivimos, todo el tiempo que desperdicié y lo que perdí al mismo tiempo. —Fue bueno mientras duró—, pensé. El rencor era algo malo, pero era inevitable no odiarlo. Kat nunca se enteró, me duele que ella no tenga idea de lo que pasé con su hermano.

La mentira tarde o temprano se descubre— y tenía miedo de su reacción. Ella sabía de lo ocurrido. No sabía nada de la persona que me lastimó pero sabía demasiado bien que me había dolido hasta los huesos. Ella tenía un nombre erróneo, uno que inventé con tal de que ella no se enterara. "Owen", no sé ni por qué elegí ese nombre, lo había escuchado un par de veces en el colegio y quizás fue el motivo por el cual fue lo primero que se me vino a la mente en ese instante de dolor.

Cuando fui por ella a su casa, procuré aguantar mi dolor. No podía estar sufriendo en las narices de Riley. A pesar de pensar de esa manera, me deprimí. ¿Cómo es que soporté verle a la cara y no gritarle lo que me había hecho? — Aparentar fue lo más doloroso.

Durante semanas me refugié en mi casa. Le inventaba excusas a Katy para no ir a visitarla a la suya, procuré que ella no sospechará. Si se enteraba me iba a hacer demasiadas preguntas que no quería responder. Todo fue complicado. Pasar desapercibida en los días que no me podía zafarme de ir a su casa, fueron los más duros. Y para colmo, Riley aún no se iba a la universidad.

El infierno que vivía en mi mente cada vez que entraba a esa casa, el tener que cuidar que él no me viera llorando cada vez que Kat me consolaba. Le imploré que no dijera nada, no debía mencionar esto a nadie. Ella supo guardar mi dolor, no le permití que esto saliera de las paredes de mi habitación. Me humillé por él y por lo tanto no quería que su hermano sintiera lastima por mí. 

Riley fue todo para mí.

Conocí a Kat durante mi llegada a la ciudad, nunca pensé que ella y yo nos convertiríamos en las mejores amigas que ahora somos. No lo esperé.

Tenía diez años cuando me mudé. Mis padres tuvieron que cambiar de ciudad debido a que la empresa principal de la familia se encontraba aquí. Fue un cambio muy drástico, dejé atrás varios recuerdos importantes de mi vida. A pesar que prácticamente vivía con mis abuelos debido a la ausencia de mis padres durante sus viajes de negocios; Mi vida con los padres de mi madre fueron los mejores.

Mi primer día en el nuevo colegio no fue uno de mis días favoritos, pero allí estuvo mi mejor amiga, salvándome del horroroso primer día en un lugar que no conocía.

En el trascurso de los días nos dimos cuenta que vivíamos demasiado cerca. Desde allí no nos separamos. En las visitas a su casa conocí a un niño pelinegro de ojos color miel. El que me robó el corazón y lo destruyó como si fuera su trabajo.

El pelinegro al principio fue un poco tímido pero con el tiempo nos volvimos cercanos. No pasaba un día en el cual no jugáramos junto con la pelinegra casi idéntica a él.

Con el pasar de los años, los tres nos volvimos unidos. Siempre hacíamos todos juntos; durante las vacaciones acampábamos, viajábamos, nos divertíamos, pasábamos las tardes en la alberca. Todo era perfecto hasta que un día todo cambió.

La adolescencia le pegó demasiado bien a Riley. Todo en el cambió físicamente. Se dedicó al deporte y a explotar su atractivo que de un día para otro obtuvo. Las chicas siempre estaban tras él, un que en un principio él no les prestaba atención.

Su forma de ser no cambió, era el muchacho más cariñoso que conocía. Estaba al pendiente de mí y de lo que me ocurría. Se interesaba por mis gustos y me consentía de vez en cuando.

Cuando él tenía 16 años y yo 15, Salimos al cine los dos juntos. Katy no nos acompañó porque se la habían llevado por su abuela a un viaje de compras.

Desde ese instante todo cambió. La salida que tuvimos fue diferente a una de amigos. Cada vez que lo veía me ponía nerviosa. Él no me dejaba de ver, no desprendía la mirada de mí. Su trato hacia mí, cambió. Nos veíamos a diario. No pasaba un día que no nos habláramos por teléfono o nos mandemos mensajes. Las salidas a solas aumentaron. Nos divertíamos y hacíamos cosas de locos. Todo se convirtió en color de rosa. Siempre maravilloso. Hasta que todo se pudrió.

(°°°°)

Ver el auto estacionado me inquietó — ¿Porqué de todos los lugares del mundo, tuvo que venir precisamente a este? — Los recuerdos empezaron a bombardear mi mente ¿Cómo llegamos a este extremo? — Éramos todo y ahora ya no somos ni la sombra de lo que fuimos. Él sabía que era mi cafetería favorita, que todos los días venía por las tardes a relajarme ¿Por qué está aquí? Debería estar en la universidad o con ella...

No me di cuenta de que me había quedado estática en el lugar y me costaba respirar.

La puerta del conductor se abrió dando a conocer quien había llegado.

— ¿Pero que tenemos acá? ¿estaba huyendo? ¿Sorprendida? — me dijo con burla ¿Por qué él?

— Ni un poco — sonreí mientras él llegaba al sitio donde me encontraba. — ¿Por qué debería estar sorprendida? Si solo eres tú, un tonto que no sabe que más hacer para impresionar a alguien a la que no le interesas.

— No te creas que por ti traje este estupendo auto — dijo ironizando con su voz

— ¿Acabaste o te tendré que escuchar parlotear por más tiempo? Solo ten en cuenta que estoy perdiendo mi preciado tiempo.

— Hermosa ¿Acaso huías de mí? Porque yo estoy dispuesto a darte todo mi tiempo y atención — sonrió con picardía.

— No me interesas, vayamos al grano— dije entrando de nuevo a la cafetería.

Por un momento me sentí aliviada, el estúpido que tenía a un lado de mí mientras entrabamos al café era nada más y nada menos que Maxel ¿pero por qué él tenía el auto de Riley? Sabía que era de él, la matricula me lo decía. — ¿acaso se conocen? Esas y mil preguntas más se arremolinaban en mi cabeza — Cielo, dame fuerzas— era lo único que pensaba.

Esto es un misterio y lo voy a resolver.

Maxel:

Aunque no conocía a Brianna, se denotaba que era una persona muy monótona, o quizás era el único que lo notaba de ella.

Mi vida de pequeño fue de estarse mudando cada determinados meses porque mis padres siempre estaba de negocios, todo cambio cuando mi padre prácticamente se fue a la ruina, si no fuera por las inversiones hechas por mis tíos, con los que actualmente aparento vivir, no sé qué hubiera sido de mis padres. Ellos nunca me quisieron, eso era lo más doloroso.

Podía entender lo que Brianna vivía, yo más que nada tenía conocimiento de esto

Ella ocupó una de las mesas que se encontraban junto a la ventana, se acomodó y esperó a que me sentara.

— Si deseas de tomar algo o comer, lo puedes ordenar— dijo mientras extraía de su bolsa sus libros.

— ¿Ordenarás algo? — exclamé.

— No, estuve demasiado tiempo esperándote. Ordené mientras que tú no estabas— comentó ¿demasiado tiempo? Solo fueron unos minutos, pensé.

— Eres una exagerada, Bri. Solo fueron algunos minutos — ella me miró con cara de pocos amigos.

— Tenemos que empezar —su mirada me decía que no me soportaba— tenemos que terminar hoy— y con eso se perdió en su propio mundo.

Ella continuóordenando sus apuntes. Esto será difícil, no tengo la menor idea de cómo meacercaré a ella. Su mirada me dice algo, ese algo que no logro comprender.Espero y todo salga como se espera, no quiero terminar perdiendo o sufriendocon la meta que tengo, debo ganar la apuesta.    

¿Fui una apuesta?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora