Capítulo III: ¿Por qué no cerre mi bolso?

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Ya era de noche, y Nathanaël apenas llegaba a casa, así que con sigilo se escabulló en el departamento, era glorioso, sólo un pasó más y estaría en su habitación...

- ¡Nathanaël! - grito la madre del chico, el cual dio un salto por la sorpresa -. ¡¿Qué horas son éstas de llegar?! ¡Y mirate! Estás todo sudado, ¡anda a bañarte!

- Está bien mamá... Pero antes - le dio un abrazo rápido y luego corrió al baño mientras reía.

- ¡Nathanaël! - grito con molestia la madre del chico -. ¡Me pegaste tu mal olor!

•~•~•

- Entonces... Eres un Kwami, ¿eh? - dijo Nathanaël tratando de romper el incómodo silencio que había entre su Kwami y él.

- Por trigésima vez, sí, soy un Kwami.

- Y... ¿Cuántos años tienes?

- Más de los que crees.

- ¿Y cómo sigues vivo?

- Soy un dios, pelotudo.

Nathanaël iba a hacer otra pregunta, pero su Kwami ya se encontraba roncando, esto desconcertó al chico ya que hace un segundo la pequeña criatura le estaba insultando. Decidió ignorar lo recientemente ocurrido e irse a dormir.

•~•~•

Nuevo día en París, no hay locos lanzando rayos ni acróbatas con trajes de animales, se puede decir que el día comenzaba bien, excepto por...

- ¡Tu estúpida alarma lleva sonando media hora! - el pequeño animal volador no paraba de gritarle -. ¡Levantate! ¡Levantate! ¡Levantanteeee!

Su 'perfecta' mañana se había arruinado por una criatura que no era más grande que su mano. Se levanto de su cama y camino hacía su celular que estaba tirado al otro lado de la habitación, volteo a ver a Rennard con una ceja alzada.

- ¿Qué? El aparato se la pasaba sonando, ¡y eso me desespera! - halo sus orejas con - valga la redundancia - desesperación -. ¡Ya calla a ese aparato maligno!

Nathanaël chasqueo su lengua, Rennard tenia razón, debe reconsiderar cambiar el tono por uno que no destruya los tímpanos, así que se agacho para tomar el móvil y luego apagar la alarma.

- ¡Madre mía! - grito Nathanaël.

- ¿Qué paso? ¿Acaso es la cosa esa que les pasa a las chicas una vez por mes?

Nathanaël miro a Rennard con odio mientras negaba con la cabeza.

- Es aún peor.

- ¿Estás embarazada?

- ¡No, idiota! Llego tarde a la escuela - puso cara de espanto -. ¡Y nadie se digno a despertarme! No hay tiempo para bañarse - corrió hacia su armario -. Con suerte tendré tiempo para vestirme.

El pelirrojo cerro las puestas del armario y lanzó el conjunto que eligió en su cama, empezó a quitarse la camisa.

- ¡Detente! - grito Rennard horrizado.

- ¿Eh? ¡No seas idiota! No tengo tiempo.

- Minimo dejame esconderme para no ver eso...

- Ay no jo... Escondete rápido.

Al cabo de un rato, Nathanaël ya estaba listo, vestia una camiseta naranja y encima un saco gris oscuro. También usa pantalones morados y tenis grises claro, y por su puesto que tenia su cabello como le gustaba, desarreglado y con su típico flequillo largo que se queda del lado izquierdo de su cara.

Ya vestido tomo su bolso y halo de la cola de Rennard para meterlo en este. Ya teniendo todo lo - según él - necesario, hecho a correr, la escuela quedaba a unos diez minutos de casa y tenia cinco minutos para llegar.

Esquivaba, saltaba, tomaba 'atajos' e incluso salto a un niño de unos dos años aproximadamente, todo eso para llegar a clases a tiempo, lo cual no logro y ahora está afuera del salón esperando a que la primera clase termine y la profesora de Francés se retire para él poder entrar.

- Hey, genio.

- ¿Qué quieres, Renn? - había decidido empezar a llamarle 'Renn'; porque vamos, decirle 'Zorro' a un zorro que habla y vuela no era muy creativo que digamos.

- ¿Por qué no te transformarte? Hubieras llegado antes - le dio un mordisco a su flor.

A Nathanaël le dio un tick en el ojo derecho y luego presiono el puente de su nariz -. Tarde Renn, muy tarde.

- También hubieras pedido un pase en la dirección para entrar a la clase ya que llegaste tarde.

- Demasiado tarde, Renn.

Escucho el sonido producido por tacones chocar contra el piso, así que volteo a ver adentro del salón de clases y vio a la profesora de Francés dirigirse hacía la puerta. Dicha profesora miro mal al pelirrojo cuando salió. Nathanaël sintió un escalofrío, esa vieja se veía tenebrosa, y apostaba todo su dinero a que es más vieja que su Kwami.

- Jóven, ¿no piensa entrar?

Nathanaël volteo y vio a su - otra - profesora, le respondió con un "Oh" y paso al salón de clases. Vio todos los puestos, y al parecer había uno que estaba vacio justo al final.

»Genial, estaré solo«

Iba a empezar a subir las escaleras; pero el pie de una rubia de puso en su camino, haciendo que él se cayese y su Kwami saliera disparado al final del salón.

»Ay no... ¿por qué no cerre mi bolso?«

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⏰ Última actualización: Jan 12, 2017 ⏰

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