Dulce amanecer

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Aún recuerdo esa noche... de nieve...

El calor sofocante...

No por el momento, que ya de por sí fue realmente inten...

¡DESAGRADABLE!!! (¿iba a decir intenso...? ¡Qué demonios me pasa!)

Ufff... a quién engaño...

Efectivamente, la calidez de esa noche de nieve venía directamente de él... de este hombre que ahora duerme a mi costado...

Como ahora...

Ritsu Onodera... ¿de Takano? Jajaja, no, esas cosas, esos nombres, se asumían en el matrimonio occidental. Tal vez en realidad, a lo europeo, debía ser Ritsu Takano, aunque sonaba horrible (¿Y por qué él debía hacer el papel de mujer? No respondan...).

O a lo oriental... tal vez simplemente debía hacerse llamar Takano Ritsu...

Mucho mejor...

Pero lo cierto era que el de y el apellido asumido eran casi como un sujeto tácito... Se sabía presente aunque no se veía...

Ya habían pasado tres años... Y todo seguía... casi... igual...

Los puestos en la editorial, sus fricciones en el trabajo... sus continuas amenazas de trasladarse al Departamento de Literatura...

Lo único que había cambiado era que ahora Takano-san se salía con la suya todos los días... desde la noche del día siguiente de aquel maravilloso día-noche...

¿Que cómo lo había conseguido?

Simple....

Empleando un poco de...

su hábil...

perversa...

y sobretodo...

romántica...

Mente...

Estrategia 1: Junto con Ritsu, había robado las llaves de su apartamento... esa mañana en la que el joven Onodera no deseaba salir de su cama... para luego haber regresado con el agradecimiento infinito a todos los dioses por haberle permitido dejarla (aunque, claro, fue un agradecimiento más que nada del tipo mental...).

Estrategia 2: Llamó al día siguiente al casero para indicarle que su am...igo Ritsu había tenido que viajar de urgencia para radicar de por vida en Abudabí (dando otro nombre, por supuesto), indicando que el departamento estaba libre para ser rentado por alguien más... Prometió sacrificar su día para dejar todo en orden para el siguiente inquilino. Qué dulce... hasta se encargó de conseguir a los nuevos inquilinos (una pareja de venerables ancianos lo suficientemente adorables como para no ser desalojados por el inquilino anterior...).

Estrategia 3: Se ausentó a mediodía para trasladar las cosas de Ritsu a su departamento, aduciendo que debía visitar a un autor, y luego... Bueno, luego regresó al trabajo más fresco que una lechuga a seguir... gritándole... por inepto.

Estrategia 4: A eso de las ocho de la noche, sugirió gentil e inocentemente (como buen jefe...) que, ya que estaban en fiestas, TODOS fueran a un karaoke... Hasta ahí todo bien, salvo que para el pobre Ritsu la noche estuvo muy... movida. Entre los cuatro lo hicieron casi terminarse toda la cerveza del bar... él solito, teniendo muy graves consecuencias... ("Takanos- saaaan... esa montura resalta tus ojosh..." "¿Me das un beshitooo?" "!Como vuelvas a tocarme te cortaré ambas manos por hentai!")

San TakanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora