La promesa

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- Yokozawa-san, buenos días.

- Buenos días, Onodera... Siéntate, te serviré dentro de cinco minutos...

- Gracias.

Yokozawa-san le sonrió, no con ironía ni con burla, sino con amabilidad, como siempre le sonreía desde hacía cinco meses. Específicamente, desde la fiesta de cumpleaños de Takano-san, en donde, por milagro de sabía Dios quién, había caído hipnotizado por la abrumadora personalidad de Mino-san (en cursiva expresiones irónicas... por si no se había notado anteriormente...).

Por ello, desde hacía cinco meses, Takano-san y Yokozawa-san se turnaban para cuidarlo. Ya la primera tanda de sesiones de tratamiento había concluido, y ello indicaba que Ritsu podía prescindir, por el momento, de esa medicina tan nociva. Pero como aún estaba muy débil, solían consentirlo de esa manera, los tres. Mino-senpai siempre lo había querido (aunque antes de una manera no tan limpia...), de modo que no estaba molesto por compartir a Yoko-san con el joven.

- Masamune y Mino vendrán a la una de la tarde.

- Lamento que Takano-san esté desatendiendo sus obligaciones...

- Esta es la principal, y todos lo entendemos de esa manera - colocó ante él su desayuno - Cuando estés bien, Masamune regresará a su empleo de tiempo completo... Además, tampoco es que lo haya dejado de lado, ¿verdad? Sé que tú lo ayudas, como siempre - Ritsu bajó la mirada - Y las ventas han mejorado mucho gracias a tu sugerencia de ampliar el área de Esmeralda para traer a los mangakas a la oficina... Ahora ninguno de los autores se retrasa porque trabajan directamente con sus editores, y todo lo hacen para que tú no te preocupes más de la cuenta... Tori, como sabes, es el más beneficiado con esa nueva política... - sonrió divertido, pero él lanzó un suspiro.

- Todo gira en torno a mí, ¿verdad? Esta enfermedad le ha complicado la vida a todos...

- Sí, es una muy beneficiosa enfermedad, deberías agradecerle - lo miró, entre asustado y ofendido - Gracias a ella Masamune es ahora mucho más comprensivo con Onodera y con el resto, y Ritsu al fin ha podido explotar su sensualidad, ¿o me equivoco? - se puso completamente rojo, ¡¿cómo era posible que ese idiota le hubiera contado a su amigo sobre eso?! - Jajaja, era una pequeña teoría que me planteé al ver lo tersa que está su piel, pero gracias por confirmármelo - Ritsu quería desaparecer - En fin... Lo de la oficina ya te lo dije, todo el cambio ha sido para bien... Hasta Isaka-san es más responsable... Y si debo hablar por mí, pues, si no hubiera sido por todo este maravilloso conflicto no habría conocido, como ahora conozco, a Mino... ¿Tienes verdaderos y válidos motivos para renegar de tu suerte...?

- No - sonrió, vencido.

- Me parece excelente, al fin me demuestras que no eres tan tonto... Ahora termínate ese chocolate si no quieres que - la puerta se abrió de golpe.

- ¡RITSU, A QUE NO ADIVINAS!!! - era Takano-san, un poco más delgado y ojeroso, pero igual de imponente y guapo. Al más joven se le aceleró el corazón, como siempre que lo tenía cerca - Uno de los mangas... de Motou-sensei... ¡VAN A CONVERTIRLO EN UNA NOVELA!!!

- ¿QUÉ??? - gritaron ambos.

- Pero... si ni siquiera lo han convertido en anime...

- Eso es lo de menos, no es una regla general - Yokozawa estaba completamente sorprendido.

- Así es, y además la pasarán por la cadena más importante - lo abrazó tiernamente - Y no sólo eso... Ritsu - lo separó con delicadeza - ¿Puedes encargarte de editar la novela en papel?

San TakanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora