- ¡¿QUÉ?!!! - toda la editorial se estremeció ante el grito de asombro de los tres editores, mientras Takano-san sentía empequeñecerse su enorme orgullo... y cuerpo, oculto tras montañas de bocetos. El nuevo Ritsu (mejorado, obviamente, incluso hasta decir basta, como había comprobado la noche anterior) acababa de soltarles la noticia a todos... La noticia de su romance. Aunque eso había querido hacer él mismo desde hacía mucho, no pudo evitar avergonzarse... Después de todo, ahora lo tildarían de gay... Y probablemente desearían alejarse de Esmeralda, para no ser medidos con la misma varilla.
- Va... vaya - Kisa y Hatori sintieron un enorme alivio. Al menos no eran los únicos que tenían por pareja a un hombre. Y a juzgar por la mirada de Mino, quizás él tampoco. Aunque...
- Oh, qué rabia... y pensar que yo intentaba conquistarte, Ricchan - los cuatro cayeron al piso.
- Eh... jeje - recuperado de la impresión, se incorporó lentamente, mientras Takano apretaba los puños mirando directamente al nuevo admirador de su novio con ganas de asesinarlo - Gra... gracias, Mino-san...
- En fin, esto es un alivio... Supongo que ahora podemos salir en parejas, ya te encontraremos a un chico tan guapo como Ricchan, Mino. Esperen a que le cuente a Yukina que no soy el único gay de Esmeralda - Takano se atoró con su café y Ritsu puso su mejor cara de espanto.
- Supongo que ahora Yoshino se animará a salir del clóset, como se dice - Hatori habló con su seriedad de siempre, pese a su evidente sonrojo. Takano-san se preguntó internamente si Esmeralda sobreviviría a un ramillete tan compacto de... hombrecitas.
- Bueno, ya que acabó la hora de las confesiones, a trabajar... Pero antes - llamó con la mano a alguien que estaba fuera de la oficina - a desayunar algo saludable - dos mozos entraron con sendos azafates llenos de emparedados, frutas y café con leche servido en unas señoras tazas de porcelana. Hatori, Kisa y Mino se le tiraron al piso, envueltos en un mar de llanto (Mino aun sonriendo y Tori con su expresión neutral y aburrida, pero llorando). Era obvio que llevaban varios días sin probar un desayuno, almuerzo y cena decentes.
- No escarmientas, ¿verdad? - Ritsu sonrió divertido luego de hablarle con disimulo - Bueno, a trabajar, y luego saldremos a caminar a la hora de almuerzo, no vaya a ser que engordemos por culpa del jefe...
oo----oo
- Acabé - casi se lanzó a su lado, en el sofá. Pero Ritsu ni siquiera lo miró. Parpadeó, perplejo - Eh... Onodera... ¿Ritsu...?
- Vaya, al fin te acuerdas de que existo...
- Pe
- Ya deja de tratarme como si fuera de cristal, hasta pareciera que me estoy muriendo - por culpa de su enojo no pudo ver la expresión aterrada y altamente sospechosa de Masamune - No me voy a desarmar por lavar los platos de la cena...
- Quizás no...
- Jum. Hasta pareciera que no quieres estar junto a mí...
- Por supuesto que no... deja de decir tonterías. Lo cierto es que... te tengo miedo...
- ¿Eh? - volteó a verlo. Su sonrojo definitivamente no podía ser fingido.
- Es que... nunca pensé que tú...
- ¿Yo qué? - recordó. Se sonrojó levemente - ¿Lo hice tan mal? - se asustó.
- Claro que no, todo lo contrario... Si lo hubiera sabido antes, hubieras sido el seme desde el inicio...
ESTÁS LEYENDO
San Takano
FanfictionPorque el amor... todo lo logra... Incluso romper los miedos y la misma muerte.