honey, you're an omega » kookmin

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Segundo capítulo: Soy un omega
Resumen: No hubo muchos problemas después de ese día. Principalmente porque él evitó al maknae como la plaga. En cada entrevista o show de variedades, afortunado o no, logró su misión de sentarse tan lejos de Jungkook como le fuera posible. Que fue un poco difícil porque los ojos del  más jóven se ponían rojos sólo con tener a la vista al omega.

No hubo muchos problemas después de ese día. Principalmente porque Jimin evitó al maknae como si fuese una plaga. En cada entrevista y show de variedades su objetivo fue permanecer lo más alejado posible de Jungkook. Se estaba volviendo algo difícil, puesto que los ojos del menor se ponían rojos tan sólo con tener a la vista al Omega.

Pero una parte de él estaba deseosa de atención porque después de esa noche, no pudo dejar de pensar en el menor. Sus manos que agarraban tan fuerte su cintura. Los ojos de Jungkook, la manera en la que había trazado cada parte de él y sus labios, sus labios. La forma en la que lo mordió y lamió su olor.

Jimin esperó que nada cambiara entre ellos por su culpa, estaba mal querer a alguien menor y siendo tu compañero en medio de tanto ajetreo, especialmente mal, si ese alguien recién había cumplido la mayoría de edad y era al parecer un Alfa bastante dominante.

La segunda persona en darse cuenta de que era un Omega fue, como Jimin esperaba, Namjoon. Namjoon era el líder de la manada y también el Alfa. Además, Jimin conocía los sentimientos del rubio hacia su persona.

Todos excepto él y su líder habían salido por el día libre, había pasado una semana desde el incidente con Jungkook. Namjoon permaneció en la casa porque estaba escribiendo sus letras y Jimin porque estaba practicando la coreografía de la nueva canción en su habitación.
Lo que él no se esperaba era que Namjoon fuese a buscarlo, con los ojos rojos y una pequeña botella de píldoras en la mano.

— ¿Qué mierda es esto, Jimin? — gruñó el Alfa chocando el frasco de pastillas contra la mesa, haciendo que el menor se sobresaltara. Jimin supo que Namjoon sabía qué contenía el frasco.

— ¿Dónde encontraste eso? — le espetó a su líder, cuyo gruñido hizo que Jimin se sobresaltara de nuevo.

— ¿Dónde lo conseguiste? — dijo Namjoon cruzando sus brazos. Su postura demandaba al castaño someterse y contestar.

—Sólo trataba de asegurarme de algunas cosas... — admitió el menor  tímidamente, mirando al piso. La expresión de Namjoon se suavizó y encerró al otro chico en un abrazo protector. El Alfa siempre podía calmarlo, después de todo era el líder de la manada.

— ¿Por qué estabas preocupado, pequeño? — él siempre lo llamaba pequeño cuando estaba  decaído, y aunque al principio le causaba un ligero enojo, comprendió que era la manera que tenía para demostrarle su apoyo.

—Quería saber si yo era un... O-omega... — contestó. El otro se tensó, un poco en shock, mientras sus manos se enredaban protectoramente en Jimin.

—Y... ¿lo eres? — preguntó el Alfa nerviosamente. Jimin asintió lentamente y el líder sólo descansó su nariz en el cabello del más bajo.

— ¿Lo sabe alguien más? — Jimin volvió a asentir, respiraba el aroma tranquilizante del hombre. Era tan diferente al de Jungkook. Se estaba volviendo casi extraño para él — ¿quién?

—Jungkook — Namjoon sólo asintió en respuesta. Estuvieron uno cerca del otro hasta que los demás volvieron e incluso entonces el líder mantuvo un ojo sobre el Omega.

La tercera persona en saberlo fue Yoongi. Al principio fue más una suposición que otra cosa. Había pasado una semana y pocos días desde el cumpleaños de Jungkook y Jimin todavía lo evitaba, pero sólo lo necesario.

De cualquier forma, tuvo muchas noches sin sueño pensando acerca del incidente del cumpleaños del maknae, mientras escuchaba la respiración acompasada de Yoongi al dormir. Pero esa noche, acostado en la cama pero todavía despierto, Jimin se movía tratando de ponerse cómodo pero era inútil.

No podía sacar a Jungkook de su mente. Sus ojos, su olor y la imagen de él presionándolo contra la mesada. Los recuerdos hicieron al Omega quejarse por la necesidad de someterse al joven Alfa.

— ¿Jimin? — Yoongi se quejó desde su cama.

— ¿Mmm...? — Jimin murmuró sentándose en la cama, frotando el sueño de sus ojos.

—Ven aquí — dijo el Alfa y palmeó el espacio que quedaba en su cama. Jimin lo miró con confusión pero obedeció al mayor de todas formas. Yoongi y él estuvieron acostados una al lado de otro por algunos minutos, antes de que el primero hiciera una pregunta.

—Eres un Omega, ¿no? — el Alfa enredó sus brazos alrededor de la cintura del otro y esperó por una respuesta.

— ¿Por qué dices eso? — cuestionó el menor acurrucándose en su compañero.

—Tienes un aroma muy dulce — dijo Yoongi besando la frente de Jimin para luego peinar su flequillo. Jimin rio bajito y cansado, sintiendo finalmente sus ojos pesados —adorable estúpido — acotó el mayor, dándose vuelta sobre su costado, lejos del Omega. Jimin durmió bien esa noche.

Al final, un accidente hizo que todos los demás se enteraran.

Habían pasado dos semanas completas desde aquella noche con Jungkook. Jimin estaba consiguiendo aceptar quién era realmente, pero dejó fuera de sus preocupaciones algunas cuestiones que venían implicadas con ser un Omega. Y, desafortunadamente, hoy era el día en el que se arrepentiría de haberlo hecho.

La jornada iba bien, habían tenido prácticas casi perfectas de la nueva coreografía y el olor en la sala de prácticas dejaba en claro lo mucho que habían estado trabajando.

— ¡15 minutos de descanso! — gritó Bag PD mientras salía por la puerta. Jimin se desplomó sobre el muro, bebiendo toda el agua de su botella de un trago. No sabía por qué, pero se sentía particularmente sediento ese día.

—Whoa, Jiminnie. Quizás debas tomarlo con más calma — dijo Hoseok riendo, apuntando a la botella vacía. Jimin rió con un poco de vergüenza.

Entonces lo sintió. Calor. Insoportable calor recorriendo cada parte de su cuerpo. Nunca se había sentido así antes, como si estuviera incendiándose.