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Cuarto capítulo: Y lo sabes
Después de tener su tercer orgasmo de la tarde, la única cosa que Jimin realmente no esperaba era que estuviera aprisionado contra la cama.

Después de haber tenido su tercer orgasmo en esa tarde, la única cosa que Jimin no se esperaba era ser aprisionado contra la cama.

Quien fuera el que lo estuviera haciendo, estaba respirando contra su cuello. Aspirando el natural y atrayente afrodisíaco que desprendía por su celo.

Normalmente en una situación como esta, Jimin hubiera estado tratando de zafarse, pues ser inmovilizado de esa manera por un Alfa mientras estaba en su celo seguramente terminaría en un indeseado desenlace. Pero se sintió relajado (si acaso era posible) contra el cuerpo que lo presionaba desde atrás.

Cálidos labios besaban y mordisqueaban su hombro, subiendo hasta su oído. Jimin ajustó su agarre en las sábanas que tenía debajo, dejando salir suaves gemidos aquí y allá. Un brazo serpenteó alrededor de su cintura tirando de él hacia atrás, presionándolo contra los jeans del otro.

— ¡Ah!-mmnn — el gemido salió de Jimin mientras se mordía los labios. Los jeans del otro chico se sentían ásperos contra la desnuda parte trasera de Jimin, la tela presionándose contra él dolorosamente.

Quería más.

Una lengua talentosa trazó el contorno de la oreja del Omega, mordiendo y chupando el lóbulo. El aliento caliente de la boca del otro enviaba escalofríos por la columna de Jimin.

—Hey, muñeco... — ronroneó Jungkook, tomando con sus dedos algo del semen que estaba sobre el estómago del mayor. Jimin no pudo devolverle la mirada, estaba avergonzado, muchísimo. Entonces escuchó el sonido de succión y rápidamente, giró para ver al Alfa lamer la blanca sustancia de sus dedos. Jimin agarró la muñeca de Jungkook.

— ¡Kookie! ¡eso es asqueroso! — Kook sólo rió burlonamente y señaló con sus ojos hacia la transparente sustancia que descendía por los muslos del Omega. El mayor se sonrojó y evitó sus ojos.

—Se ve que te has divertido, pequeño... — comúnmente, el sobrenombre calmaba a Jimin cuando venía de Namjoon, pero viniendo desde Kookie, sonaba absolutamente pecaminoso.

Jimin lloriqueó en respuesta, cerrando sus ojos y mordiendo sus labios. Pero de repente, se encontró boca arriba, con las piernas abiertas. Sintiéndose expuesto trató de cerrar las piernas pero unas fuertes manos le impidieron hacerlo.

—Ya hemos llegado hasta aquí... — dijo Jungkook a la vez que bajaba para clavar sus dientes en los muslos del mayor, creando una colección de marcas rojizas. —no te avergüences frente a mi ahora, bebé.

En ese instante, el Omega probablemente parecía haber sido atacado por mosquitos, pero solo en los muslos. Jimin no podía comprender ninguna palabra a esta altura de la situación, no cuando la boca de Jungkook estaba literalmente a milímetros de su pene. Sacudió sus caderas tratando de conseguir que los labios del Alfa se acercaran más, pero para su desaliento, Jungkook se levantó, sentándose sobre sus talones.

—Jungkook — gimió el mayor, moviendo sus caderas. En ese punto, Jimin había arrojado por la ventana su ideal de amable persona Estaba desesperado por liberarse, desesperado por Jungkook.

El menor admiraba el cuerpo desesperado, sudoroso, que se retorcía en frente de él. El cuerpo de Jimin estaba sonrojado, las orejas, mejillas y hombros, todos con un tinte rosado. Su pene estaba rojo, la cabeza más colorida. Se veía doloroso, el líquido preseminal goteando por toda la extensión. Jungkook no pudo controlarse, cuando lamió en una línea desde la base hasta la punta de la longitud. La reacción del Omega fue inmediata, retorciéndose en las sábanas, quejándose suavemente. El Alfa se sentó de nuevo en sus talones, lo que causó que Jimin lloriqueara más fuerte. Estaba tan cerca.

honey, you're an omega » kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora