Capitulo 11.

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Rick aparcó en el aparcamiento de un edificio de pisos.

“Tengo que advertirte que Louis y Kathia no quieren que Harry se lleve chicas a casa, así que cruza el pasillo y se las trae a mi casa” dijo Rick.

“¿Y esto tengo que saberlo por que...?” pregunté empezando a enfadarme.

“Porque cuando me fui estaba con una, puede que aún sigan ahí. Ah no, lo retiro, ahí sale la chica” dijo Rick señalando con la cabeza hacía la puerta.

Mientras los tres bajábamos del coche vimos como la chica pisaba fuerte en un claro signo de enfado.

“Siempre es así, el Harry romántico se fue” dijo Rick encogiéndose de hombros.

Cuando entramos en el apartamento de Rick, Aldana se fue a hablar con él mientras yo miraba el piso.

“Hola preciosa” escuché que me susurraba una voz reconocida al oído.

“¡OSTIA, ALDANA! ¡QUE TENÍAS RAZÓN! ¡NO ME CONOCE!” grite haciendo que ella dejara de hablar con mi hermano y me mirase alzando una ceja.

“¿Daisy?” preguntó boquiabierto Harry cuando me di la vuelta.

“¿Qué tal?” pregunté inocentemente.

Sus ojos llamearon con odio y rencor antes de cogerme de la muñeca y arrastrarme fuera del apartamento.

Narra Kathia:

Louis y yo estábamos acurrucados en el sofá cuando Harry entró furiosamente con una chica de pelo castaño cogida de la muñeca.

“¡Te dije que no trajeras a ninguna de tus fulanas a casa, Harry!” chillé.

Este me fulmino con la mirada.

“¡Kathia! Dejaré pasar que me llamaste fulana por esta vez, pero solo porque me teñí el pelo y estoy un poco cambiada” dijo la chica.

Entonces la reconocí.

“¡¿Daisy?!”

“Wow, es verdad lo que decías, cambiaste bastante” dijo Louis a mi lado.

“Ya la habéis visto, ahora tengo que decirle algo” dijo Harry mientras la arrastraba hasta su cuarto.

“¿Cuanto tiempo llevan gritándose?” murmuré mirando de reojo a Louis.

“Un cuarto de hora” respondió.

“Pensaba que después de dos años separados tendrían un reencuentro mas pasional"

“Oh, lo están teniendo”

“Esperaba que fuera de otra forma, es solo eso” me expliqué.

Louis rió entre dientes.

“Un Harry rencoroso y una Daisy incomprendida. Sabías que no sería diferente”

“Buen punto” dije.

“¡¿Tu eres idiota o que te pasa?!” chilló Daisy.

“¡Me abandonaste! ¡Tengo todo el derecho del mundo de reprochártelo! ¡Ni siquiera te despediste!” gritó Harry.

“Creo que hoy no dormiremos, Louis” dije acurrucándome más cerca de él en la cama.

De repente los gritos cesaron y temí lo peor.

Que Harry le hubiera enseñado las cicatrices en sus muñecas.

Narra Daisy:

Harry apartó su cama a un lado dejando ver un montón de rayas dibujadas en la pared, detrás del cabecero.

“¿Qué es eso?” pregunté.

“Conté cada noche que llore por ti” dijo mirando por la ventana.

Me acerqué a la pared y conté.

“Pero estas son 450 rayas” dije sorprendida.

“450 noches de llanto, por ti y solo por ti” dijo mirándome con rencor.

“Yo no quería esto, Harry. No quería hacerte daño” murmuré.

“Hace ya mucho tiempo que dejo de doler” murmuró.

Me acerqué a él y me senté a su lado en la ventana.

“A mi me sigue doliendo” su vista se apartó de la ventana para clavarla en mi.

“No puedo sacarte de mi cabeza, eres como un quiste que no se puede operar, un tumor maligno, dato interesante te sigo amando” dijo levantándose y volviendo a poner la cama en su sitio “Las marcas no se acaban ahí, ¿sabes?” dijo riéndose amargamente.

“¿Qué hiciste, Harry?” empecé a temer que hubiera hecho alguna locura.

Se remangó las mangas de su camisa y me dejo ver unos cuantos casi imperceptibles cortes.

Los cubrí con mis manos y apoyé mi cabeza en su pecho.

“No deberías haberlo hecho, Harry. No merecía tu dolor” susurré.

“Lo tuviste igual” dijo y sentí como apoyó su barbilla en mi cabeza.

Entonces vi algo más que no tenía hace dos años.

“¿Y esos tatuajes?” pregunté.

Se apartó de mi sonriendo y se desabotonó la camisa dejándome ver una mariposa en sus abdominales, dos golondrinas en su pecho y un montón de tatuajes en sus brazos.

Mi boca cayó abierta y dos de sus dedos se posaron en mi barbilla cerrándola mientras se acercaba a mi nuevamente.

“Que no se te caiga la baba como a las demás, cariño. Tu eres mejor que ellas” susurró sobre mis labios.

“Me font rêver de nouveau tomber amoureux à nouveau, cette fois je vais rester” (Hazme soñar, vuelve a enamorarme una vez más, esta vez me quedaré) murmuré.

“Hecho” murmuró estampando sus labios con los míos.

Rodeé su cintura con mis piernas y me sujeto por los muslos para que no me cayera mientras me presionaba suavemente contra la pared sin dejar de besarnos.

“Te he echado de menos, Daisy” dijo apoyando su frente en la mía.

“Lo sé, porque yo también lo hice” dije cogiéndolo del cuello y atrayéndolo hacía mi para volver a besarlo.

“Harry... ups” escuchamos la voz de Kathia y separamos nuestros labios para mirarla.

“¿Si?” preguntó Harry inclinando la cabeza hacía un lado.

“Nada nada, seguid a lo vuestro” dijo saliendo de la habitación y cerrando la puerta.

Nosotros reímos antes de volvernos a besar.

Lo había extrañado tanto.

Bueno, quería agradeceros porque El secreto de las tacones de aguja (la primera parte de esta novela) llegó a los 105,000 leídos. Y os lo agradeceré al final de esta novela escribiendo un capitulo especial que narra la primera vez que Daisy vio a Harry y viceversa. 

Al lado tenéis una foto de "la nueva Daisy"

Little white lies. (One Direction) [#2 Mentiras]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora