CAPÍTULO 1

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    Estaba sentada en el comedor, almorzando con mamá, el ambiente era calmado, a decir verdad, demasiado calmado a como acostumbra estar casi siempre que estamos ocupando un mismo espacio, se sentía un silencio incomodo, por lo menos uno al que no estaba acostumbrada, viniendo de parte de ella, una tranquilidad que no se hacía muy presente en la casa.

    Mi madre estaba ubicada a un lado de la mesa y yo del otro quedando frente a frente, la vi algo pensativa y distraída, incluso; no me pregunto cómo me había ido en el instituto, así que decidí romper el silencio.

    –¿Qué tienes? –pregunte.

    –Nada, estoy bien –Aja, claro~.

    –¿Segura? –insistí.

    –Totalmente, pero tú, ¿te sientes bien? –no comprendí porque la pregunta.

    –¿Luego?

    –Pues, es que no sueles interesarte mucho en los demás.

    Sandra tenía razón, no suelo interesarme en las demás personas, pero es mi madre ~¿cómo no interesarme en la persona que me dio la vida?~.

    Sandra; es mi madre tiene 39 años, en ese momento 37, pero aun así conserva una juventud increíble; su rostro es bien remarcado, recalcando esos labios rojos bien formados, de piel blanca, su cabello es ondulado de color castaño claro y sus ojos son de un café; no tan oscuro.

    –Lo sé, pero como no interesarme en ti, eres mi madre.

    –No se te hace tarde para hacer esa tarea que dijiste que tienes –¿está tratando de evadirme?~, ¡ah!, se sentía incomoda.

    –Sí, creo que tienes razón.

    Dejando el almuerzo casi intacto, subí las escaleras rumbo a mi habitación, si no quería mi compañía, aunque no supiera con certeza la razón, le daría su espacio.

    Residía tan consumida en mis pensamientos al subir a mi cuarto, que no me percate de aquel chico sentado en el borde de mi cama, sino hasta que iba rumbo a acostarme plácidamente, lo observe algo aturdida. Tenía un negro intenso en aquellas cejas bien perfiladas y en la parte de abajo, esos ojos grises semejantes a los atardeceres que tanto me llaman la atención, me acerque dos pasos a donde se encontraba él.

    –¡¿Tú qué haces en mi habitación?! –pregunte exaltada, con miedo a que fuera un roba chicas o algo parecido ~aunque ya estoy algo grande para eso~.

    –Elián Cromwell – me respondió con la voz entrecortada y poniéndose de pie, al parecer había logrado llamar su atención.

    –¿Y? –la verdad no entendía por qué estaba en mi habitación.

    –Estaba en una reunión importante con unos socios y en medio de esta, aparecieron unos hombres armados y empezaron a disparar y... –dio un paso a la dirección hacia donde me encontraba.

    –¿Y...? –pregunte para que siguiera, pero me estaba hartando de eso.

    Tarde un momento en darme cuenta que estaba tratando de mantener el equilibrio, al arrastrar un paso hacia mí, para no caerse, sin más que decir se derrumbó en la alfombra naranja de mi habitación, cuando asimile las palabras que me había dicho, entre en pánico ~¿hombres? ¿armados? ¡Hay... ¡NO!... está herido~ rápidamente me arrodillé frente a él y empecé a buscar señal de alguna herida, sangre.

    Al no saber qué hacer, llame alarmada a mamá; no tardó mucho en subir, estaba confundida y extrañada por aquel chico tirado en mi habitación.

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⏰ Última actualización: Nov 05, 2017 ⏰

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COLD•RED: InciertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora