El chico de gafas

Un recuerdo

Hay momentos en la vida donde el destino te castiga por no haber hecho lo que sabías que tenías que hacer. El destino te hace aprender lar lecciones de la manera más cruel y dolorosa posible, y al parecer es la única forma en la que el ser humano aprende. El destino te golpea en la cara cuando menos te lo esperas.
Comúnmente encontramos que algunas cosas han salido del Mercado, han sido descontinuadas o simplemente ya no las encontramos, solo desaparecen de nuestro entorno, es como si el destino te las arrebatará; Cuando esto pasa, lo primero que hacemos es buscar un sustituto, ya sea otra marca de zapatos, otra tienda de videojuegos, otra cafetería, etc. y aunque la encontremos sabemos que no será lo mismo, siempre podrá ser mejor o peor, podrá ser que este lejos de casa, que sea más cara o más barata o cualquier pretexto que no hará pensar que antes todo era perfecto, nos hará darnos cuenta de cuán perfecto era para nosotros, de cómo parecía estar estratégicamente planeado todo para que fuera lo que fuera estuviera ahí para nosotros y solo nosotros, nos hará valorar la distancia, la comodidad, la calidad, a la chica que te servía el café, a la cajera que te cobraba los zapatos, o al chico que te decía que videojuego valía más la pena pagar. El destino no buscará quitarnos cosas así nada más, necesita asegurarse que aprendamos la lección, así que aveces pondrá recordatorios en nuestro camino, recuerdos del pasado que al parecer ya no existe en nuestro presente, algo que nos haga comparar lo antiguo de lo actual, que no haga valorar más lo que tenemos hoy. Puede ser una taza idéntica a tu antigua cafetería, un modelo de zapatos exactamente igual, un trabajados con el mismo nombre en la tienda de videojuegos... Un libro sobre el escritorio.
Lo triste es que el destino no sólo hace esto con objetos, también lo hace con personas.Es cierto que la distancia arruina todo, y más cuando nunca tuviste el valor de disfrutar, hablar, reír y gritar como si no hubiera un mañana.