20 De Septiembre.

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Hoy es un día de esos en el que mi cuerpo, mi corazón y ni mi alma sienten ganas de existir. Sinceramente, es un día de mierda.
Todo comenzó por la mañana, cuando estaba por ir a bañarme para salir al gimnasio.
Siento los pasos de mi madre por la cocina, seguido a ello escucho sus gritos, bueno eso no es una gran novedad, mi madre suele gritar todo el tiempo, ella no habla, grita y cuando está en esos "días", carajo, ni el diablo la aguanta.

- Estas no son horas de levantarse, te dije que hoy tenías que llevar a Kevin a su clase de fútbol.

- Lo siento mamá, me quedé dormido ok, lo siento, ya deja de gritar.

- ¿Sabes por qué pasa eso? Porque te la pasas toda la noche con esa maldita laptop encerrado en tu habitación, hasta altas horas de la madrugada, y yo voy a gritar todo lo que se me de la gana.

Mi madre es así, como se les había dicho antes, se la pasa gritando. Pero en ese momento yo decidí entrar a bañarme y dejarla sola con su locura.
Luego de bañarme fui al gimnasio durante una hora, trabaje un poco mis brazos, piernas y también un poco en mi espalda, al estar mirándome frente a los grandes espejos del gimnasio, logré ver entrar a uno de mis amigos de la preparatoria, Jesús.

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