Capitulo 2: (Final) Cupido Aparece

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Maldito Cupido

Capítulo 2: Cupido Aparece

Las luces empiezan a apagarse, conforme se va acercando una pequeña silueta hacia mí, hasta que al fin se presenta delante de mí y la luz que tenemos justo encima, se enciende de una forma diferente, enfocándolo solo a él; que tiene una peculiar sonrisa en su cara.

- ¿Me buscabas? (sonrió)

- Te buscaba

- ¿quieres que te pregunte el por qué? (rio divertido)

- Si eso quiero, ¿por qué no me lo preguntas?

- No, no lo hare, porque ya lo sé. (pregunto paseando a mi alrededor)

- ¿y si lo sabes, por qué no respondes las dudas que tengo?

- Todo a su tiempo, antes vamos a ver algunas cosas que debes entender, para que entiendas la respuesta que te voy a dar. (dijo divertido a pesar de mis humos)

- ¿Qué tienes que mostrarme?

- Cierra los ojos y te lo mostrare (ordeno)

- ¡No! Me clavaras una flecha a traición

- No lo hare (rio divertido)

- ¿y cómo se yo eso?

- Simple, no hay nadie más con nosotros, nadie puede enamorarte ni nadie, enamorarse de ti. (miro a su alrededor)

- Vale, tienes razón, entonces...lo hare.

Cierro los ojos y me veo de niño, junto a la imagen de Cupido de un niño con grandes alas, que me sonríe igual que ahora, con una sonrisa forzada; ahora sé que lo que sabemos de Cupido, que las fotos que tenemos de él, son solo una caricatura de lo que verdaderamente es. Me lanza una flecha y desaparece. Veo a un hombre y una mujer, que se quieren mucho y que tratan a un bebe, con mucho amor. Veo que mi yo de niño contempla la escena y se enfada muchísimo, sin embargo, ellos me tratan con amor a pesar de todo, igual que al bebe. Mi madre da de comer al bebe y mi padre me cuenta un cuento, me quedo dormido o al menos eso parece, pero cuando sale de la habitación, me muevo y lo miro igual que antes, enfadado, estaba fingiendo.

Me levanto de la cama y me acerco a la habitación de mis padres, ambos duermen plácidamente, tras asomarme, salgo de su habitación y me acerco a la cocina. Una vez allí, cojo un par de cuchillos de papa, el más grande y el más afilado. Voy paso a paso, en la oscuridad del pasillo sin encender luz alguna, caminando inexorablemente rumbo a las habitaciones. Entro en la habitación del bebe, está dormido plácidamente, pero lo ignoro, salgo de esa habitación con el mismo gesto, ninguno y me dirijo esta vez a la de mis padres. Me asomo a su puerta y entro, ambos duermen abrazados su silueta los delata, me acerco a ellos sigilosamente como si fuera un profesional y zas, rasgo de un solo corte la yugular de mi madre, la sangre salpica todo, todo lo que está a nuestro alrededor, mi padre se despierta confundido, agarra a mi madre e intenta ver, entender lo que le ocurre, pero antes de que pueda hacer nada, desde las sombras, le hundo el cuchillo en el estomago, grita de dolor y entonces antes de que se reponga del primer ataque, le clavo el segundo cuchillo desde detrás. Acabo con sus fuerzas, no así con su vida, me mira débilmente con cara de sentirse traicionado, pero su vida se va esfumando poco a poco, me abrazo a ambos, tras ponerle un cuchillo a cada uno en la mano y me duermo profundamente entre ellos.

Abro los ojos agitado, sudoroso y vomito de la impresión por lo que acabo de ver.

- Como esperaba, eres un demonio, eso no fue así, me abandonaron al nacer y no tengo hermano

Maldito CupidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora