La belleza de Azrael

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LA BELLEZA DE AZRAEL

VI

No sé si esto es un sueño,

si vivo o ya estoy muerto,

porque en mi ensoñación

por fin veo tu reflejo.

Qué cálida mirada,

qué brillo hay en tus ojos,

qué clara tez recubre

tu sosegado rostro.

Qué dulce voz que escucho,

qué plácida armonía

las cálidas palabras

que escucho que me dictas.

Azrael que hermoso eres,

por fin te puedo mirar,

observar tu tez divina,

tu mirada y tu andar.

Observo como me miras,

te observo y aún quiero más,

quiero conocer tu mente,

quiero a tu lado dejarme llevar.

Tus labios nombran mi nombre,

te escucho y embelesado te sigo escuchando,

y te miro embelesado porque...

qué hermoso eres Azrael,

qué paz que me invade cuando te acercas,

qué cálido siento el atardecer,

qué calmo el momento que paso a tu lado,

si esto es la muerte,

no quiero volver.

La brisa sopla cálida y suave sobre mi rostro,

refresca plácidamente toda mi piel,

me invade oxigenando mi mente

como un reconfortante elixir.

Y te miro danzar libremente,

caminar grácil surcando el aire,

acompasando la brisa que sopla sobre mi tez

y cubriendo con ternura

todas las dudas que me atormentaban,

los prejuicios que no me dejaban ver.

Tus cabellos al aire vuelan etéreos,

acarician mis mejillas cuando te acercas

y tu perfume me inunda y me embauca

aromatizando todo mi ser,

embalsamando mi cuerpo

para el momento que tanto llegué a temer.

Qué cálida es esta vida,

qué clamorosa quietud,

qué tranquilidad que inspiras,

si esto es la muerte,

no quiero vida.

Azrael mi ángel qué hermoso eres,

quiero seguir mirándome en tus pupilas,

quiero seguir escuchando tu voz,

quiero quedarme aquí toda la vida,

la vida eterna,

descubriendo este mundo

y todo lo que insinúa.

Esta luz me envuelve y me da energía.

Llena mi alma.

Me inunda de un vigor y una fuerza

que ya había olvidado.

Me desborda irradiando sobre mí

partículas refulgentes que me bañan

impregnando mi ser de eternidad.

Que ternura que me invade,

que calmosa placidez,

en un segundo

toda mi vida adquiere sentido,

y mi muerte,

pasa a ser el nacimiento a la inmortalidad.

Una vida eterna que ya no me da miedo,

una vida inmortal donde no hay perversidad,

que me ofrece caminos inacabables

con interminables estelas que seguir

para ir descubriendo poco a poco

mundos inigualables de insólita belleza.

Abrazando a la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora