Está preciosa con esa luz que le da la ventana del autobús, con la luz del cielo que está rosado.
Valentina tiene dieciocho años recién cumplidos, por fin es mayor de edad. Está montada en un autobús dirección Madrid para estudiar en la universidad la carrera de psicóloga. La despedida con sus padres ha sido muy triste, todos llorando, abrazándola, diciéndole cosas bonitas. Las despedidas que mas le han dolido han sido con sus amigos y su pareja, Bruno. Conoce a todos de toda la vida, y ahora, irse tan lejos de su casa a estudiar, le duele, porque empezará desde cero y sola. Ella es de un pequeño pueblo de Galicia y el irse a una ciudad, le choca bastante. Espera conocer pronto a gente nueva y hacer nuevos amigos.
Ya ha llegado al piso que comparte con dos estudiantes. Sus padres le pagan su parte del piso, ella insistió en buscar un trabajo para que ellos no le pagasen todo, pero sus padres no quisieron, pero de todas formas, Valentina es muy cabezota y sabe que buscará un trabajo para que pagarlo no sea tanto para sus padres.
Al entrar en el piso, se encontró en el sofá a una chica con el pelo de varios colores y bastantes piercings en la oreja y uno que le recordaba a las vacas, un aro horrible que tenía en la nariz. La chica era bastante delgada y llevaba una ropa... un tanto llamativa. Valentina se acercó, le dio dos besos y dijo:
-¡Hola! Me llamo Valentina, encantada.--- Le dedicó una sonrisa encantadora.
-Joder tía, menudo acento tienes, ¿Gallega?
-Sí, exacto. Uhm... ¿no se supone que debería haber otra persona con nosotras?--preguntó Valentina extrañada.
-Ah, sí, se llama Dylan, está en su dormitorio preparando su habitación, ve a saludarlo, está por ahí.--Señalaba una puerta que estaba al lado de la cocina.
-De acuerdo, ¿Me podrías decir cuál es mi habitación para dejar las maletas, por favor?
-Tía, deja de ser tan educada, por Dios, cansa. Está al lado de la de Dylan. la mía está en frente tuyo, no entres ni tu ni Dylan y no tendremos problemas.
-Bueno eh... gra...
-¡DEJA DE SER TAN EDUCADA, SOMOS ADOLESCENTES NO ABUELOS!