Todavía no sabía el nombre de mi compañera de piso y me parecía una maleducada. Pero bueno, quizás Dylan era mucho mas agradable que ella, que no sería difícil.
Entré en la que sería mi nueva habitación durante los próximos años. No era muy grande pero tampoco era pequeña. Tenía lo básico, una cama, un escritorio, un armario, una silla, y, para mi sorpresa, un sofá. También tenía un pequeño balcón. Le faltaba un espejo, pero ya compraría alguno mas adelante. Me puse a sacar la ropa de la maleta y meterla en el armario, era bastante grande, me gustaba. Cuando estaba guardando en el armario mi ropa interior, un chico con el pelo castaño yendo a claro, no muy alto, con el pelo algo mas de los hombros, apareció, supondría que sería Dylan, así que le saludé.
-Encantada, supongo que eres Dylan, mi nombre es Valentina.--Sonreí.
-Hola. Me dijo Claudia que me ibas a saludar, como vi que no aparecía nadie, decidí venir yo.
Me imaginaba que Claudia sería la maleducada con el pelo de colores.
-Oh, perdona, es que antes quise venir a guardar mis cosas y quitármelo de encima, jajaja.
-Ya, bueno, da igual.
Me parecía un poco seco Dylan, en menudo piso me he ido a meter.
-Oye, ¿Claudia suele ser así de... "agradable"?
-Tiene su encanto propio, ya la irás conociendo. Yo la conozco desde hace un año y bueno, se le coge cariño.
-Oh, ¿sois pareja o algo?
-No, a veces tenemos sexo, pero nada más.
Me sorprendió mucho esa respuesta y me puse colorada, me pongo muy rápido roja como un tomate.
-Bueno... quiero seguir guardando mis cosas, un placer, Dylan.
-Ya bueno, a la hora de cenar nos vemos, hay pizza. Claudia y yo nos íbamos a poner a ver star wars, por si te interesa.
-No me gustan esas películas, me quedaré viendo una serie en el portátil, pero gracias por invitarme.--Le dedico una sonrisa amigable.
-Tú misma. En fin, nos vemos a la cena.
-Bueno, disfrutad de la película.
-Lo haremos.--Me sonrió de una manera muy extraña.
-Bueno, pues hasta luego.
Dylan se fue cuando se asomó por mi puerta y dijo:
-Por cierto, me gusta tu ropa interior.--Y se desapareció.
Me quedé helada, y con mis bragas en la mano pensando que menudos compañeros de piso me habían tocado.
