Heridas abiertas

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Clare miró sus manos y estaban rojas, tal vez tocar su estómago no fue buena idea, pero le dolía. El ruido de los disparos había terminado al igual que los gritos, pero no quería caminar, no quería descubrir lo que sucedió en la casa.

La pequeña salió del escondite que estaba cerca de la sala y pudo sentir el aroma a quemado, el olor de la pólvora seguía en el aire mezclado con otra cosa que no podía distinguir.

No camino mucho cuando encontró las gotas de sangre que fueron en aumento hasta ver un charco rojo. Allí había una persona en el suelo que sostenía a alguien por la espalda.

- Me quedare contigo- decía la voz del niño a la cual reconoció.

La niña no podía distinguirlos muy bien, eran las lágrimas que le impedían ver bien, pero eran sus dos hermanos pequeños, los gemelos. Apenas si habían cumplido cinco años hacia una semana.

Se limpió los ojos y pudo distinguir a Nathan sosteniendo a Nicholas, él tenía los ojos cerrados como si durmiera, pero los orificios en su pecho y en el cuello indicaban que ya no podrían hacer nada por él. Ya no salía más sangre, ya era tarde.

Clare siguió caminando, sentía los vidrios y cartuchos de balas cortando las palmas de sus pies. Pero siguió caminando, quería escapar de allí. El olor a sangre y olor a metal quemado la descomponía.

En las escaleras encontró a Jake que tenía una gran herida en la cabeza, estaba sentado en un escalón y miraba sus manos llenas de sangre que no paraban de temblar. Su rostro estaba rojo y sollozaba, las lágrimas caían de su rostro hasta el suelo.

La niña siguió caminando, tal vez los demás debieron esconderse con ella, aun no entendía porque sus padres habían pedido que se escondiera. Solo obedeció como siempre, como solía hacer para jugar a las escondidas.

Al salir de la casa se encontró con su hermana Madison, siempre se preguntó porque ella era rubia y de ojos celeste como Jake, pero no quería preguntarles a sus padres por miedo a la verdad. Madison estaba apoyada en la pared y sostenía un arma, tenía algunos rasguños, no parecían profundos, pero ella lloraba y se mordía el labio sollozando.

Entonces Clare escucho otro llanto, más fuerte acompañado con algunas palabras que no entendía. Miro hacia los árboles y allí diviso a su padre estaba en el suelo con alguien.

La niña bajo los peldaños despacio porque le dolía el abdomen y sentía como si algo caliente humedeciera su pijama.

- ¿Papá? - llamo cuando llego al hombre

Su padre tenía una herida en el brazo y en el abdomen, se notaba por la camiseta clara que tenía las manchas de sangre. Jeremy miro hacia donde estaba Clare y su llanto aumento. La niña pudo ver que había alguien que respiraba con dificultad, era su madre.

- ¿Mami? - dijo la niña antes de que todo se volviera negro.


- ¡Clare! - escucho la voz de alguien sacudiéndola.

La morocha se tocó el estómago y sintió la cicatriz de la bala. Se concentró en la persona que la agarraba de los brazos y pudo distinguir los ojos azules de Jake. Él estaba muy cerca de ella y podía ver que sus ojos azules parecían más azules que de costumbre.

- ¿Otra vez con pesadillas de esa noche? - pregunto el rubio.

Clare asintió. Jake la abrazo fuertemente, el solía escucharla gritar cuando tenía pesadillas, todos tenían pesadillas de esa noche. Habían perdido a un hermano y su madre.

- ¿Estás bien? - pregunto Nathan desde la puerta.

Habían crecido y se habían fortalecido. Ya habían pasado siete años de esa noche, momento en que comenzaron sus cambios. Jeremy los entreno como cazadores además de estudiar e ir a la escuela, solo que la única que no iba a ese lugar era Clare, ella tuvo educación en casa.

Pasaron algunos años hasta entender porque Jeremy y su madre la ocultaban, ella era una mujer lobo como su fallecida madre. Le llevo algunas lunas controlarse, pero gracias a su padre pudo hacerlo. Agradecía que su padre fuera una especie de nerd de lo sobrenatural.

- Ven aquí mocoso- dijo Jake.

Jake se acostó a un lado de Clare y Nathan del otro. Los tres se acomodaron mirando el techo de la habitación de Clare. Allí había una pintura de un cielo estrellado, el lugar donde nació la chica. Fue un regalo de su madre, para que siempre recordara dónde nació.

- Pensé que ya no tenías pesadilla- comento Nathan

Él había sufrido un montón la perdida de Nicholas y fue un desastre cuando sufrió el cambio y se transformó en hombre lobo. El rebaño de oveja de los vecinos desapareció para la tercera luna, por lo que tuvieron que encerrarlo hasta que supo manejar el cambio.

Nathan saco los mismos genes que Jeremy amaba los libros y se pasaba horas investigando el mundo sobrenatural y la comunidad de su madre.

- Volvieron- dijo ella, concentrándose en una del as estrellas de la pintura-debemos dormir-

Ella cerro los ojos, tratando de no pensar en una de las tres noches más terribles que le había tocado vivir.


Snow WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora