Miedos

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Jeremy salió del garaje y se pasó la mano por su cabello castaño, para sus cuarenta años él se mantenía demasiado bien, aunque si una revisaba detenidamente su cuerpo podría encontrar diversas cicatrices de garras, mordeduras y orificios de balas. El hombre era muy atractivo con su cabello rubio, ojos miel, alto y con músculos bien definidos, todo debido a que entrenaba a sus hijos en cada oportunidad que se le presentaba. Todo comenzó luego de casarse por segunda vez, necesitaba que supieran defenderse

Cuando perdió a Roxanne, los entrenamientos incrementaron y así como el mudarse, un grupo de cazadores le estaban siguiendo los pasos. Y estaban muy cerca, pero fue solo por un tiempo hasta que se libró de ese problema, pero quedaban algunos. Si eran lo suficientemente astutos podrían perderlos mientras sus hijos se fortalecían lo suficiente como para los ataques.

El hombre perdió la cuenta de cuantas veces se mudaron, aunque cambiaban de domicilio varias veces en el año sus identidades solo cambiaron una vez, cuando él se casó con Roxanne. Por ella cambio más que su identidad.

Beacon Hills parecía un lugar seguro, ya no correrían algún peligro. Los cazadores ya no estaban detrás de ellos. Los Argent estaban casi extintos solo quedaban Chris y su hija. Además, la manada Hale podría ayudar en caso de que sobreviviera alguien, había un gran bosque donde ellos podrían tener cierta libertad y además era un punto en una línea ley.

Gracias a su intelecto tenía suficiente dinero para los casos de emergencia, además su trabajo como doctor siempre le dejaba buen dinero. Conseguir un puesto en el hospital de Beacon Hills fue difícil, ya que tenían poco personal y no disponían de mucho presupuesto.

- ¡Demonios papá! - grito Jake.

Jeremy se dio vuelta y se encontró con su hijo. Jake creció tanto que casi tenían la misma altura, compartían sus cabellos rubios y solo le diferenciaban sus ojos azules, eran los ojos de Margaret. Era muy parecido a su padre, además estaba desarrollando masa muscular por los entrenamientos y el gen de hombre lobo. Ahora él estaba sonriendo mientras miraba una moto con una huella de lobo. Estaba emocionado, tanto que ya estaba sobre la moto.

- Pensé que era broma- comento Clare al salir y ver a su hermano en la moto.

Clare no se parecía en nada a él ni a Jake ni a Madison sus dos hijos. La chica no tenía una piel blanca, ni ojos azules, ni una cabellera rubia. Todo lo contrario. Tenía una cabellera negra azabache, ojos color chocolate y piel aceitunada. Eran los rasgos heredados de su madre Roxanne.

- Es un regalo, para que comiencen un nuevo ciclo- comenzó Jeremy

- Ya papá no empieces, estamos juntos somos familia y somos manada, juntos hasta el final- dijo Nathan que recién salía al garaje.

Nathan, era demasiado maduro para sus catorce años. El no saco la piel aceitunada de Roxanne, solo su cabello negro azabache, los ojos y piel eran iguales a las de Chris. Al pequeño de la familia le costó vario tiempo lograr superar la muerte de Nicholas y de su madre, pero gracias a Clare pudo hacerlo sobre todo cuando sufrió sus cambios a hombre lobo.

Jeremy agradecía cada día por tener a sus hijos, aunque faltara madison quien estudiaba en la universidad de Stanford. Pero también extrañaba a Nicholas y Roxanne. Por ello mismo debía ser fuerte, era el ancla de sus hijos y haría lo que fuera por ellos.

- Jake, ponte el casco, no quiero verte en el hospital- pidió Jeremy lanzándole las llaves del vehículo- Clare sé que no es gran cosa, pero...-

- Es perfecto- dijo ella observando el viejo auto descapotable.

Jeremy le entrego la llave y ella lo abrazo, siempre solía hacer eso cuando estaba nerviosa. Abrazaba a quien tuviera cerca. Hoy estaría muy nerviosa al ser su primera vez en una escuela. Decidió que era tiempo de que se mezclara con las demás personas.

Además, ella ya podía controlar suficiente su poder, logro inhibir su aroma de lobo, aunque a sus hermanos aun no podían hacerlo ella encontró una solución gracias a Dylan su amigo descendiente de druidas. Era una planta que solo debían ingerir como un té.

Nathan ya se había subido al auto aun leyendo el libro de historias sobrenaturales que Jeremy le había regalado, era un chico apasionado por la lectura.

- Los cuidare, como siempre- prometió Clare.

El asintió y le dio un beso en la frente. El temía por todos sus hijos, pero más preocupación tenía por ella, por lo que le pidió a Jake que lo llamara si era necesario.

Jeremy observo como sus hijos se marchaban y él debía hacer lo mismo, su primer día en el trabajo sería interesante.

Clare conducía despacio y apretaba demasiado el volante de los nervios que sentía, debía estar tranquil para su primer día de escuela, pero era imposible. Los nervios la carcomían.

- Romperás el volante- comento Nathan que seguía con el libro abierto, pero la observaba – si es necesario di las palabras, puede que te calmen.

Nate entendía por todo lo que estaba pasando ya sufrió las transformaciones de sus primeras lunas y aún seguían trabajando en ellos. El solía decir una frase en latín y jugar con la pulsera de cuero que le regalo. Eran algo así como anclas necesarias para él.

- Estoy nerviosa, es mi primera vez en la escuela – comento ella

Su hermano asintió, lo había olvidado. Su hermana nunca fue a una escuela por temor a que los cazadores la encuentren. Siempre educada por profesores particulares y fue peor cuando se transformó en mujer lobo, no alcanzo a tener once cuando se transformó. Desde entonces ella estuvo más recluida.

Nathan y Jake comenzaron a ir a la escuela de forma temporal debido a las transformaciones en luna llena. Pero su padre pensó que sería buena idea de que ella se incluyera más con personas de su edad y tuviera la experiencia de la escuela.

- Superaste la transformación de mujer lobo y puedes controlarlo, creo que te ira bien en la escuela- comento Nathan sonriéndole a su hermana.

Ella asintió y siguió manejando. Era solo la escuela.


Snow WolvesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora