Trato de no pensar, mientras mas corren las horas todo lo que sucedió hoy me esta consumiendo la mente. Dall se va, entiende que algo esta pasando, no se que pensará pero...
Se esta metiendo el sol.
-Dall, regresemos... mi madre no tardará en volver del trabajo- vivo con una gran familia, somos muy numerosos pero nunca hay nadie en la casa, siempre somos solo nosotros dos. El lugar en el que vivo no hay mucha gente, es un paraíso, muy extenso, realmente hermoso.
Subimos al auto extravagante de Dall, me abre la puerta y veo en el asiento trasero...
-¿Dall no es la medalla de delfines que te regale?- pregunto extrañada. Hacen ya varias semanas que no la llevaba puesta, me dijo que se le cayo al río cuando nos metimos esa tarde en la que se raspo la rodilla y sangraba... su rodilla ¿y la cicatriz?-...ese día ¿Dall como esta tu rodilla?-
Me mira confundido, sacude la cabeza, se levanta las bermudas elastizadas que lleva puesto y nada. Su piel no estaba marcada, no tenia cicatriz, no tenia nada. Eso es muy extraño, fue un corte muy grande el que se hizo cuando cayo sobre las piedras. Seguro no era tan grave como la sangre exclamaba. Recuerdo que se desmayo al verse, me eche a reír un mili-segundo y luego entendí que era grave. Agarre mi mochila y saque el botiquín, nos tuvimos que volver después. Recuerdo que esa tarde no estaba poblado, no había niños solo personas grandes. Me pareció raro pero me gusto tanto disfrutar del lugar con poca gente.
Volvió a bajar sus bermudas sin decir nada, me ayudo a subir al auto y arrancamos a casa.
-No te olvides que existo Alanis- sus palabras me pesaban ¿como iba a olvidar a alguien así nada mas?
-No lo haré Dall...- cierro los ojos dejando que el viento seque mis lagrimas. Mi rostro estaba aun húmedo y algo hinchado. Suspire profundamente, aguante y luego exhalé. Creí expulsar todos mis miedos en ese suspiro pero sabia que la noche se acercaba y deseaba extender los días a muchas horas mas. Mi cuerpo no resistirá mas tiempo. No puedo seguir así. Necesito saber por que me suceden estas cosas.
Mas me acercaba a mi casa, mas latía mi corazón.
Toco la puerta.
-¿Mamá?- parece que no han llegado aun- ¿quieres pasar?- pregunto esperando un no.
-No te preocupes cariño, mi papá me esta esperando, noche de bolos, ya sabes no regresara a casa hasta que juegue con el...te hablare mañana antes de llegar a tu casa ¿te parece salir a correr antes de que me valla?- ayy no, ahí esta de nuevo. Casi olvido que se va.
- No me has dicho casi nada del viaje, Dall...- el nudo en mi garganta no se desata. ¿Como iba a despedirme de él? Inevitablemente las lagrimas se asoman cada que lo menciona. Se acerca a la puerta donde sigo parada, me toma las manos, me mira y dice:
-Recuerda, siempre estaré del otro lado del teléfono cariño- trata de consolarme, lo se. Pero él nunca se había ido. No entiendo por que no me lo había dicho antes. Dall no es así.
Se acerca aun mas y me da un fuerte abrazo.
-Te veré a las 6... te espero listo en la puerta de tu habitación- su mirada no tenia la misma tristeza que la mía. ¿Qué puedo hacer mientras el no está? Va a ser difícil enfrentar esto sola.
Lo veo caminar hacia su auto. Se aleja.
No quiero entrar a mi habitación. Son las 11:57. Tres minutos... tengo que entrar. Mi madre saluda desde la cocina... deseándonos buenas noches. Mi cabeza apoyada sobre la puerta de entrada ... no puedo esperar mas.
Aun no ha pasado nada. 23:58. El cajón de mi mesa de luz me exalta. La llave cae al piso y se arrastra hasta mis pies. Tomo de ella con las manos temblorosas. No quiero ir hasta mi cama... ya no quiero pasar por esto. No puedo resistirme... me arrastra.
Las letras comienzan a emerger de las paginas, el terror se apodera de mis ojos. Mis manos aun sucumben al no sostener con firmeza el cuadernillo. Ese regalo que resulto ser mi don... mi maldición.
23:59 Solo un minuto mas. aun no estoy lista.
Vuelan mis zapatillas fuera de mis pies. La pijama no es bienvenida. Coloco sobre mi pecho esas hojas manchadas que me hacen suspirar dolorosamente. Mis ojos no quieren ver arriba. Trato de negarme. Es mas fuerte que yo, mas fuerte que mi voluntad... veo desaparecer el techo ante mis ojos, el dolor comienza a crecer. Mis brazos se estiran en un segundo al igual que mis piernas. No me permiten moverme. El dolor crece aun mas.
Mis adentros se retuercen. Mis gestos suplican un poco. Cierro con fuerza mi puño y trato de retraerme. Mis ojos no pueden cerrarse, finalmente el techo se ahoga y deja ver...
No decido que hacer, simplemente sucede... no podre dormir. El dolor es muy fuerte. Mi rostro muestra un tono rojizo. El techo me consume, me lleva, me ahoga sobre si.
Mis músculos se sienten tirantes, tanto de hacer fuerza ¿Es que nada puede ayudarme?
-¿POR QUEEEEÉ , POR QUEEEEEEEÉ?- no soporto mas, mi cuerpo se rinde, no quiero volver ahí- ¡¡¡NO QUIERO VOLVER AHI!!! ¡NOOOOOOOOOOO!- mi mente comienza a colapsar... me esta arrastrando, no puede parar. Las sabanas caen al piso, mi ropa aun la conservo... olvide cambiarme...no necesito hacerlo.
Veo, se asoma de nuevo. Intenta arrancarme de aquí. No tengo opción. Me sostiene en el aire, toma mi cuerpo como si fuera suyo. Otra vez no, retuerzo mis gestos negándome a ir pero es inevitable no parará hasta que yo acepte ir y me dolerá cada vez mas.
No puedo ser alguien mas, no puedo dejarme llevar, no puedo volver y seguir asi. ¿Soy de allá o de aquí? ¿Cuanto mas resistirá mi cuerpo? Ya han pasado mas de 4 años. Desde mi ultimo cumpleaños, ahora solo me recuerda al día en que todo empezó.
Tengo 19 años, pero dejé de cumplirlos hace varios años. No envejezco como los demás... tampoco me puedo enamorar. No se que mierda puedo sentir, soy un maldito ser extraño.
Tengo que ir, el dolor es muy fuerte, ya no puedo aguantar. Me esta arrastrando y yo me dejo ir... espero volver pronto, tengo que despedirme de Daller.
Estoy lista...
Avanzo hacia el Tectum, es tan oscuro, me adentro hacia él...
- Hola Alanis...- su voz me trae tristeza pero no me deja quitármela de encima...
-Hola Eric...- quisiera no verte nunca más.
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Insomnio
Teen FictionNo podria explicar con palabras sencillas lo que me sucede. No recuerdo bien cuando comenzó, solo se que no he vuelto a dormir desde aquella lejana vez.