OTOR CURSO MAS (historia yaoi, capitulo tres)

0 0 0
                                    

Hola! ¿Qué tal estáis? Os traigo, como cada martes, un capítulo de la historia de Shawn y Ulrik. El de hoy es algo más corto, pero igual o más importante que los anteriores, pronto veréis por qué.

3. Gustos y sentimientos

Esa tarde volví a ir al instituto, porque había quedado allí con Shawn. Le esperé y esperé hasta que por fin llegó.
- ¡Perdón!- dijo nada más verme-. Me puse a jugar y se me pasó la hora...
- No pasa nada- sonreí.
Empezamos a caminar. Hablábamos de asuntos sin importancia, el instituto, películas, música... En un momento me preguntó cómo estaba con las chicas, y le respondí que no tenía suerte ni, de momento, interés.
- ¿Y qué tal tú?
Su reacción fue tan inesperada como extraña. Se paró y empezó a tartamudear que le iba bien. Dios, nunca había visto a nadie que mintiera tan mal. En cierto modo era adorable.
- ¿De verdad te va así de bien?
- Bue- bueno...- dijo-. A lo mejor debería decirte algo, pero no sé si podré seguir siendo tu amigo después de esto...
- ¿Qué es?- pregunté.
- Yo... A mí... me gustan los chicos...
Se sonrojó mucho y me miró con preocupación, casi con desesperación. No me sorprendí. Supongo que lo había sospechado desde el principio, y eso solo lo confirmaba.
- Vale. ¿Qué tal con los chicos?
Me miró muy ilusionado.
- ¿De verdad? ¿No te importa?
- ¡Venga ya!- solté una carcajada-. Eres un buen amigo, ¿cómo me va a importar que te gusten las tetas o los penes?
- ¡Gracias, Ulrik!
Me abrazó ahí, en mitad de la calle, y me dio un beso en la mejilla. Esta vez sí me sorprendí: no me había resultado incómodo. Aunque ese momento había durado demasiado poco como para sentir algo de verdad.
Seguimos caminando. Shawn estaba ahora lleno de entusiasmo y no paraba de hablar, parecía que se hubiera quitado un peso de encima. A mí se me contagiaba su alegría, y ese día me divertí como no lo había hecho en mucho tiempo.
En cierto momento empezó a llover. Para no empaparnos, echamos a correr y nos refugiamos en una cafetería cercana. Pedimos dos cafés con leche, o si no nos echarían, y pasamos allí la tarde.
- Oye...- le dije en cierto momento-. ¿Cómo descubriste que te gustan los chicos?
- No lo descubrí... Creo que siempre lo supe. Siempre he mirado a los chicos y no a las chicas... No sé. Pero hasta el año pasado nunca me había gustado nadie.
Fuimos a coger el azúcar, los dos a la vez. Como estábamos enfrente, al rodear el azucarero nuestros dedos quedaron entrelazados. Durante  un segundo nos quedamos así, sintiendo el tacto de la piel del otro. Después yo quité mi mano. Y seguimos hablando hasta que finalmente, antes de la hora de cenar, cada uno se fue a su casa. Creía que lo que me había dicho no cambiaría nada entre nosotros. Por eso no le di importancia a que esa noche, antes de dormir, pensara en ese beso en la mejilla que me había dado y ese momento en el que nuestros dedos se habían encontrado. Tampoco le di importancia a que, según avanzaba el trimestre, sonreía al verle por la mañana, o al leer los whatsapps que me enviaba, ni a que le echaba de menos los fines de semana. Le di importancia un día de diciembre tras un puente, cuando, al verle y tras saludarle, le abracé. Ese día me di cuenta de que estaba enamorado de Shawn. Apenas pensé si era gay, bisexual o algo así: tampoco iba a cambiar cómo vivía ni mi carácter. Lo que sí pensé es que le quería, y le iba a conquistar como que me llamaba Ulrik London.
Esa misma tarde me llegó un correo electrónico del profesor de literatura:
"Ulrik, la directora me ha dado permiso para hacer una actividad extraescolar los viernes. ¿Te apetece empezar el taller de poesía? Mañana en clase lo hablamos."
Sonreí. Lo peor del trimestre había pasado, y ahora empezaba lo mejor. Cómo me iba a divertir.

Qué os ha parecido? ¿Tenéis alguna crítica? ¡Pues decidlo en los comentarios!
Se despide,

Conociendo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora