Capítulo 3

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Al caer la noche, traté de enfocarme en el libro de poesía contemporánea que había sacado de la biblioteca.

Verso tras verso, mi mente se dispersaba. De ninguna manera conseguiría concentrarme en aquellas letras.

Mi plan para conciliar el sueño aquella noche había fallado. A pesar del agotamiento no llegaba a sentir el cansancio apoderarse de mí, mi mente estaba más activa que en ningún otro momento del día.

Saqué mi cuaderno de esbozos y comencé a garabatear en el papel reciclado con el primer lápiz que conseguí agarrar de mi bolso.

Dejé mi imaginación fluir, intentando relajar al máximo mis sentidos. Fue una sorpresa ver hacia dónde me llevaban mis ideas.

No podía dejar de dibujar aquellos mechones rubios que había visto esa misma tarde. Por alguna razón, me gustaba dibujar su nariz perfilada, en un rasgo curvo perfecto. Seguía sin entender qué era lo que tenía ese chico que me resultaba tan atrayente como una canción pegadiza o una obra de arte con colores vivos. Tenía ese algo desconocido que trataba de plasmar en mis bocetos, aunque sin demasiada suerte.

A la mañana siguiente, desperté con el estruendoso sonido de la alarma. Me había quedado dormida con la luz de la mesilla encendida dibujando. El lápiz yacía perdido en la cama, mientras que mi cuaderno de bocetos estaba caído en el suelo. Me había movido mientras dormía y había soltado todo lo que tenía encima de las piernas hasta perderlo por la habitación.

Me incorporé en la cama con dificultad. Hacía días que no conseguía conciliar el sueño bien, y cada vez que me tocaba salir de la cama era cuando más notaba las consecuencias.

Traté de no pensarlo demasiado y me dirigí a las duchas. Tras asearme y sentirme más despejada, fui a mi cuarto, dónde guardé todo lo necesario para las próximas clases en mi bolso antes de tomar rumbo a la cafetería. Necesitaba un café si quería sobrevivir aquel día.

Cuando llegué a la cafetería, todo el mundo se apelotonaba en la barra, esperando ser atendidos mientras gritaban al camarero su pedido, quien indudablemente andaba demasiado ocupado como para atender seis peticiones al mismo tiempo.

Me hice hueco como pude entre la gente, esperando que en algún momento llegase mi turno, a poder ser más temprano que tarde.

–¿Qué vas a pedir? –preguntó el chico que tenía al lado.

Aunque no me había percatado de su presencia antes de dirigirme la palabra, al girarme y ver al chico moreno con gafas de pasta supe enseguida de quién se trataba. Era el chico que se había sentado a mi lado el día anterior en la clase de historia contemporánea.

–Hola, no te había visto –dije amable–. Quería un café con leche.

Asintió con una pequeña sonrisa. Fue tan efímera que llegué a dudar si verdaderamente lo había hecho.

–Creo que llegaremos antes a clase si pedimos juntos –respondió volviendo a focalizar su atención en el camarero.

Mientras el muchacho hacía el pedido, me fijé en los lunares de su cara y en su nariz perfectamente curva. Pensé que era un perfil tan bonito de dibujar como el del chico de la biblioteca.

Cuando el camarero nos sirvió nuestro pedido, salimos del mogollón de gente dispuestos a dirigirnos a clase.

Se creó una situación incómoda, ya que ambos nos dirigíamos al mismo lugar, por lo que no nos quedaba más remedio que permanecer juntos. A pesar de que la cafetería no se encontraba demasiado lejos del aula de historia contemporánea, aquel silencio sepulcral que se había creado entre nosotros resultaba demasiado molesto.

–Me llamo Alexa Reed –rompí el silencio, esperando que aquella situación se normalizase.

Asintió sin mucho entusiasmo. Parecía un chico bastante retraído, no demasiado sociable.

–Harvey Fraser –respondió justo antes de entrar al aula dándole un sorbo a su café y dirigiéndose sin prestarme atención al sitio que ocupó el día anterior.

Al ver su desinterés absoluto en mí supe que aquella hora de clase se haría demasiado larga. 


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Aunque Harvey ya aparece en el primer capítulo, os lo dejo en multimedia en éste. 

No os perdáis el juego que va a dar el personaje!

De nuevo, gracias por estar aquí leyendo mis locuras mentales y no olvidéis votar y comentar.

Un besazo

-G.Bo

Un Tercio de MíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora