Parte única

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Una mañana soleada y el tren finalmente arribaba a su destino.

No pudo más que contemplar entre feliz y emocionado que al fin había llegado a su destino. La ciudad de sus sueños, aquel lugar que tanto deseaba visitar.

"Es una hermosa ciudad, hijo. Aunque no lo creas, tiene cierta magia que nunca se puede olvidar".

Aún recordaba las palabras de su madre como si fuera ayer que se las dijera. Suspiró nostálgico, conservaba aquel recuerdo como si fuera el tesoro más preciado. Su madre era el recuerdo más preciado en sus memorias. Una sonrisa apareció en sus labios, decidiéndose finalmente a salir del tren para dirigirse a la estación. La sonrisa aún no se borraba, no podía creer que estaba allí pero al sentir el aire entre frío y húmedo de Zurich golpearle suavemente el rostro, supo que finalmente había llegado.

Aquella iba a ser una semana inolvidable...

--**--

Después de instalar sus cosas en el hotel, decidió que era hora de recorrer la ciudad. Revisó su mapa, permisos, tarjeta de crédito, celular y reloj para verificar que todo estuviera en orden. Asintió al ver que esta vez, tenía todo preparado y listo. No por nada había estado preparando aquel viaje con tanta anticipación y emoción de su parte, viendo cada detalle e incluso, averiguando sitios turísticos que no podía dejar pasar en Zurich.

Salió del hotel con más ánimos que nunca, admirando cada detalle de la hermosa ciudad arquitectónica que lo rodeaba y en cuanto podía, sacaba una foto. No podía dejar pasar la oportunidad de guardar lo más que podía cada recuerdo, cada cosa hermosa que sus ojos captaban y que debía ser capturada en una fotografía. Estaba embelesado, mirando un edificio con detalles en el portón que no dio cuenta cuando chocó con una persona, haciéndole trasbillar ligeramente. Apenas le miró, percatándose de que se trataba de un muchacho que traía un largo saco gris, observando brevemente su rostro. Hizo una leve reverencia murmurando un "Disculpe" en tono suave para luego volver a revisar los edificios mientras caminaba, sosteniendo sus mapas y direcciones en la mano.

No dio cuenta que aquel muchacho con el que había chocado, se le había quedado mirando mientras se iba.

Tampoco se dio cuenta que tras mirarle un buen momento, ese muchacho soltó un suspiro, esbozó una pequeña sonrisa y comenzó a seguirle.

--**--

Cuando llegó a la iglesia, su primera parada del día, contempló el reloj que se alzaba junto a aquel torreón afilado e imponente hacia el cielo azul de Zurich. Al verlo, recordó de pronto a su madre y tras un leve suspiro, juntó sus manos y cerró los ojos, recordándola y rezando por que ella estuviese bien y que lo cuidara durante aquel viaje. Después de permanecer un momento más, separó las manos y revisó su guía de viaje que sostenía en la mano. Grande fue su sorpresa al ver que el mapa de la ciudad con sus anotaciones de cada parada que visitaría por día, no estaba con él. ¿Dónde lo habría dejado caer?

Bufó un poco pero recordó que, previniendo aquello, tenía el segundo mapa en otra hoja de la guía de viaje.

"Menos mal" pensó para sí mismo, sacando aquel segundo mapa que ahora debía convertir en el oficial para no perderse ni perder cada detalle que había planeado para este viaje.

Luego de una breve caminata por la iglesia, que poseía un hermoso jardín en la entrada, miró su mapa y su guía una vez más y decidió ir a su siguiente destino. Caminaba hacia la salida cuando pasó por el lado de una persona, de pronto, quedándose extrañado por aquella presencia en esa parte de la iglesia. ¿No le habían dicho que a esa hora eran poco usuales las visitas en la iglesia y que prácticamente él era el único visitante en esos momentos? Se quedó parado un momento, porque de pronto también sintió que a esa persona ya la había visto antes.

A Million Pieces [2Min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora