Mucha gente dice que amar conciste en elegir a una mujer y casarse con ella. Eso lo he visto, te lo juro. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte la piel y te deja parado a la mitad de la calle, como si no fuera un impulso que te arrastrara mas allá de tu ser. Dirán que la eligen por que la aman, yo diré que es al revés. No, no se elige la lluvia que te va ha calar hasta los huesos cuando vas a un concierto. Pero estoy en mi cuarto y caigo en las trampas de escritora, Aún así, los cuervos se vengan como pueden, me picotean desde abajo de las sábanas. Hace sueño y es tarde de todos modos te picotean. Este horror a los cuervos rabiosos. Míralos ahí detrás de ese poema de sabines, de la canción desesperada de dos líneas de rojo.
Y Todo por el cuerpo de una mujer.