Fue una pequeña reunión entre mi familia y la de él. Su madre seguía trabajando para nosotros, Holly tenía catorce años y mi madre la consideraba todavía una niña. La hermana de Harry, Gemma, viajó desde Londres hasta Canterbury para esa fecha. Ella, a diferencia de su hermano, me agradaba.
Mi abuela había ordenado hacer un pastel gigante de crema y chocolate, decoraron la casa con flores y mis padres le susurraban cosas a Lily con aspecto sospechoso.
En la noche, después de la cena especial que hicieron para Harry, mis padres se pusieron de pie y levantaron sus copas para hacer un brindis. Dieron un discurso aburrido de lo mucho que lo querían y que era considerado como uno más de la familia Albot.
Entonces, la abuela comenzó a soltar lágrimas de felicidad, Lily no paraba de sonreír y mis padres se miraron entre sí como a punto de revelar un secreto.
Pero lo que dijeron fue más que un secreto, fue mi condena.
—Y por todo ese cariño que te tenemos, Harry —dijo mi padre, radiante con su traje negro que fue especialmente hecho para la ocasión— queremos que formes oficialmente parte de esta familia. Así que este es nuestro regalo de cumpleaños, la mano de nuestra querida hija ______________(tn)