Capitulo 11

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***
-Solo calla hermosa Jane, por que si no te juro que te corro -susurro en mi oído un Ethan que no podía distinguir.
-Por favor no me haga nada -intente alejarme pero de inmediato se acercó a mi evitando que corriera a algún lado -prometo no volver a hacerlo.
-Esto te ganas por ser una chiquita que no sabe respetar a sus superiores

Los nervios se apoderaron de mi, sentía un terror enorme por que no quería que me lastimara.
Me envolvió con su enorme cuerpo y comenzó a besar mi cuello,  yo solo cerraba los ojos y sentía como las lágrimas salían descontroladas,  sus manos viajaban de mi cintura a mis muslos provocándole repugnancia y yo solo llorando,  me sentía totalmente patética.

-Creo que te estas portado muy bien - dijo mientras intentaba levantarme la falda.

Y entonces sucedió,  de mi salió un grito desgarrador que provocó que mi garganta ardiera, la sombra de Ethan se alejo y sentí un gran peso caer sobre mi,  estaba totalmente desconcertada hasta que sentí que una mano me tomaba del brazo y me movía para que reaccionara.
***
-Vamos Jane despierta,fue solo un sueño- alcance a oír la voz de Manuel.
-¡Aaaa! - grite un poco mientras era consciente de que sólo había sido una estúpida y horrible pesadilla.
-Ya paso,  shuu.. aquí estoy,  nada va a pasarte -comenzó a dar pequeños masajes en mi cabeza.
-Yo... gracias Manuel -me incorpore a la cama y tome mi cabeza entre mis manos -en verdad muchas gracias.
-¿Quieres hablar ahora tu sueño?
-No... la verdad no,  solo quiero despertar bien.
-Ok, solo tranquila,  todo esta bien, ahora te espero afuera por que aun hay algunas cosas que hacer.
 
Con los ojos cerrados oí el cerrar de la puerta y me volví a acostar,  respire profundamente y abrí los ojos, me quede mirando al vacío tratando de procesar la información de mis sueño.
Había sido tan real que aún estaba conmocionada,  sentía aun el palpitar descontrolado de mi corazón y un enorme miedo por la llegada de Ethan Russell.

~No hay problema Lu,  Manuel ya me a ayudado con muchas cosas así que esta bien ~dije colocando el celular en el mueble nuevo del cuarto del joven Ethan y activando el alta voz.
~ En verdad lo siento,  se que quede que ayudaría pero por mi proceso de depresión gane unas semanas castigada,  así que no tengo permitido usar el celular, ni usar la computadora y mucho menos leer.
~Esta bien pero espero en verdad que aprendas la lección.
~Claro, bueno te tengo que dejar por que oigo pasos cerca,  te quiero.
~Bye,  yo también te quiero.

Colgué el teléfono y alce la última bolsa de basura que había salido, al parecer todo estaba en orden así que si todo saldría bien.
Baje las escaleras y me  tope con un agradable aroma a lasaña recién hecha por Marta,  ella vestía su atuendo de chef impecable,  yo no sabía cómo siempre terminaba tan limpia.

-Pequeña ven a probar esto- hizo una señal con la mano sin darse la vuelta.
-¿Al joven le gusta la lasaña? -dije llegando hasta su lado.
-La última vez que lo vi este era su platillo favorito -extendió un pequeño corte de lasaña para que yo lo probará.
-Mmm... Esta riquísimo Mar,  te has lúcido como con todos sus platillos.
-Pues espero que ya este listo - llego corriendo Manuel con su traje de chófer puesto.
-Claro hijo ya esta toda la comida y ya no falta nada.
-Que bueno por que ya llego papá del aeropuerto.

Se comenzó a formar un vacío y mucho hormigueo en mi estomago, lleve mis manos hacia el, hasta que me di cuenta ¡que no llevaba puesto mi uniforme! traía puesto una playera verde algo vieja y unos jeans,  esta era la ropa que usaba cuando tenía que hacer limpieza extrema.

-Yo... Necesito cambiarme, no me tardó ahora vuelvo -dije para salir de la cocina pero entonces se oyó una voz proveniente de la sala.
-Personal presentarse ahora.
-Demasiado tarde Jane -exclamó Manuel a espaldas mías.
-El joven lo entenderá -dijo Mar mientras me apretaba el hombro.

Me quedé paralizada por un pequeño momento mientras salía Mar y Manuel hacia la sala,  respire profundo y salí con la poca confianza que me quedaba.
Llegue hasta la  sala con la mirada en el suelo,  levante un poco la vista para mirar a Mateo que al verme se le borro su sonrisa.

-Joven, se que usted ya conoce a nuestro personal pero nunca esta de mas que los vuelva presentar.
-Claro Mateo adelante -con solo tres palabras hizo que ahora si por completo se esfumara la poca confianza que había.
-En primer lugar quiero presentarle a Marta mi esposa que  como sabe, ella es la encargada de la  cocina.
-Mucho gusto verlo por aquí de nuevo ya sabe si se le ofrece algo,  aquí estoy yo.
-El gusto es mio,  espero que sigas cocinado los manjares como los recuerdo -dijo mientras soltaba una leve sonrisa.
-El es Manuel nuestro hijo y chófer de la  mansión , así como jardinero y algunas otras cosas.
-¡Wow!  Si que han pasado los años, ya veo que eres todo un hombre.
-También me da gusto saber que esta bien.
-Y por último... Jane ella es la sirvienta,  todo lo que necesite solo se lo tiene que pedir a ella y se lo traerá.

Por un momento dude en levantar la mirada del piso y solo explicar lo que yo hacía en esta casa, pero en cambio de eso levante la mirada poco a poco para ver aquel hombre,  de hombros anchos , brazos perfectamente bien trabajados y alto, con un porte único y cautivador, de labios delgados, nariz perfilada, cabello rubio castaño y sus hipnotizantes ojos verdes que me derritieron al mirarlos.
Sin duda el hombre perfecto hecho realidad.

-Hola Jane, es un placer al fin conocerla - se formó de sus labios una sonrisa que expresaba que se estaba divirtiendo con mi reacción,  así que me trate de concentrar y le respondí.
-Para lo que guste serñ...joo.. joven,  solo tiene que pedirmelo y lo tendrá, ya sabe lavar el baño,  barrer...

¿Enserio Jane,  lavar el baño? ¡puff! definitivamente mi cerebro había colapsado.

-Lo tendré encuenta - ahí estaba otra vez su sonrisa de "eso le provocó a todas".
-Así que este es nuestro personale joven, ya sabe si necesita algo,  aquí estaremos.
-Muchas gracias Mateo por la bienvenida y en verdad espero que mi estancia aquí -me miró -sea de lo más agradable así que se pueden retirar.
-Claro que si,  personal retirase ahora.

Mateo nos dio la indicación para volver a nuestros trabajos así que me gire para meterme a la cocina pero entonces Ethan hablo.

-Jane,  tu no,  necesito darte algunas tareas que quiero que realices.

Me quedé congelada,  ¿que acaso siempre tendría ese efecto en mi?.
-Bueno joven yo me retiro y Jane queda a sus ordenes -oí como Mateo se retiraba y nos dejaba solos a los dos en la enorme sala.

Yo no me moví,  solo respiraba con dificultad hasta que sentí como la mirada de  Ethan me traspasaba, por mis nervios a flor de piel podía adivinar  como se colocaba a mis espaldas para  susurrar...
-Vamos a ver,  si eres la misma chica grosera que me dejó colgado del teléfono...

El acuerdoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora