La bestia del sótano
Por: M.A.V.CufatPrologo
Una historia corta inspirada después de leer la obra de Stephen King llamada PUPSY. En este relato trato de mostrar la diferencia entre "creer ser y ser" En una metáfora que implica lo irreal y lo verdaderamente real. Marcus es nuestro perturbado y chiflado protagonista que regresando a su casa se topa con una chica en pleno bosque, ensangrentada y asustada esta le pide ayuda. Una presa para él y el comienzo de una corta pesadilla.
"Vamos por partes"
- Jack el destripadorLa casa se hallaba solitaria en medio del bosque, en el cielo la luna llena flotaba en la superficie de un mar tranquilo y de un color plomizo y alrededor unas diminutas estrellas brillaban débilmente y algo tristes. Del interior de la casa surgía una melodía, que si escuchas detenidamente puede que la reconozcas. En su interior se hallaba encendido una vieja radio que emitía una melodía de violín y piano, su autor es John Williams.
Marcus estaba sentado en el suelo de su baño, debajo de la regadera. La ducha estaba abierta y el agua caía con fuerza en un cono amplio. Tenía alrededor de una hora, sumido en algún tipo de trance entre la vigilia y la somnolencia, como quien intenta perpetuar algo que no se puede controlar. Este comportamiento era normal, antes de llevar a cabo lo que su cuerpo, su alma, y algo más imponente su ser le pedía a gritos.
El último acto lo llevo a cabo hace alrededor de dos meses y cada vez se hacía más frecuente la necesidad de aplacar su sed. El agua que emergía de la ducha era cristalina, pero al recorrer su cuerpo se tornaba oscura y se dibujaban varios hilos rojos que serpenteaban camino al desagüe. Las cortadas en sus antebrazos, parecían dibujar un escalón que cicatrizaba con cada peldaño, las echas ese mismo día estaban abiertas abriendo el brazo en dos y dejando ver tendones y la carne rojiza y palpitante de donde emanaba una gran cantidad de sangre. Ya eran incontables la cantidad de cortes que tenía. En un par de ocasiones, pensó en tomar el revolver de su padre y volarse los sesos, pero el solo pensar de que para el había una posibilidad de que cada pedazo de carne, cada pedazo de musculo y cada pedazo de masa cefálica, pudiera volver a su sitio y que al siguiente día se despertaría como si nada hubiera pasado, con un rostro plagado de horribles cicatrices y la certeza de que esta pesadilla nunca terminaría le hacían esquivar la única posibilidad de terminar con su infierno.
Pero las ganas crecían y ni la ducha fría ni los cortes apagaban esas ganas que provenían desde sus entrañas, que lo atenazaban y no lo dejaba dormir ni dejaba cabida para paz en su alma. El ardor comenzó y tomaba forma desde su interior, como si descendiera lentamente al mismo infierno de la mano de Dante. Sentía como su cuerpo comenzaba a hervir lentamente hasta llegar al punto que el agua comenzó a evaporarse al estar en contacto con su cuerpo, hasta que todo el baño quedo sumido en vapor y el cuerpo rígido de Marcus era apenas visible. Sentía como la presión en sus venas se elevaba. Ya no podía aguantar más, no podía seguir evitando lo inevitable, no podía alargar más el tiempo. Tenía que hacerlo y hacerlo ahora. Era mejor traer alguien a su cueva, era mejor poder elegir una víctima que esperar la transformación y despertarse en medio del bosque con el pie cercenado de un infante entre sus labios. Se levantó tembloroso, confundido y arrepentido, y aunque aún no llevaba el asesinato a cabo, sabía que la culpa no lo dejaría dormir luego de cometerlo.
Pronto, las pesadillas y los fantasmas de sus víctimas vendrían de noche por su paz e inundarían de horribles pesadillas sus noches mientras que su conciencia pedía agritos el suicidio, ya que la flagelación no aportaba suficiente dolor, como para brindarle algo de paz. Se levantó y salió al pasillo desnudo y camino tambaleante, hasta llegar a la puerta del sótano, tomo la perilla y abrió la puerta dejando escapar de su interior varios gritos de desesperación. Cerró la puerta de inmediato sintiendo un fuerte dolor de cabeza que era de donde provenían los gritos. Reviso el reloj que estaba adherido a un complicado sistema de cierre en la puerta y lo cronometro para que la puerta se pudiera abrir en 24 horas. Marcus tomó su ropa y sin secarse el cuerpo, se vistió con cierta agilidad. Se vendó las heridas que comenzaban a cicatrizar. Se olfateo las axilas, pero ya eso no tenía remedio, el mal olor comenzaba a rodearlo y la sensación de estar sucio por más que se bañara llevaba días molestándolo y por eso se refugió en su casa días atrás. Su madre le había llamado ya que no había aparecido el día de navidad y este le devolvió la llamada con explicaciones vagas. Al igual que las que le dio a su hermano menor el cual se había comprometido a llevarlo al partido de futbol, aunque acá, si dio una explicación algo valida. Le explicó, que los gritos le molestaban y le hacían doler la cabeza y que la cantidad de personas aglomeradas en las gradas, le repugnaba ya que su olor se mezclaba y eso a él le producía nauseas.
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© La bestia del Sótano
Người sóiUna historia corta inspirada después de leer la obra de Stephen King llamada PUPSY . En esta obra trato de mostrar la diferencia entre "creer ser y ser" En una metáfora que implica lo irreal y lo verdaderamente real. Marcus es nuestro perturbado pro...