Capitulo 1 - El despertar de los Lycant's

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Era media noche cuando aún Julietta permanecía tumbada sobre una estática cama de hospital. Las ásperas sabanas de hilo blanco cubrían su pálido y amorotonado cuerpo, el cual yacía inmóvil, sin ningún atisbo de vida. Sus labios permanecían secos y deshidratados, había perdido su color rojizo habitual. Tenía sus manos descansando sobre su vientre y en su brazo estaba pinchado el suero, pero de poco servía. Aún respiraba, eso era lo importante. Pero la herida de su cuello perjudicaba su respiración, la hacía entrecortada y grave. La joven comenzó a fruncir el ceño, como si temiera algún recuerdo oscuro en lo mas profundo de su mente.

                                                                                                                                                                                                        ****

La noche  estaba cayendo en los barrios bajos del pueblo de Virginia. El frío poco a poco iba penetrándome  lo que hizo que abrochara mi cazadora de cuero hasta arriba. Mi aliento se evaporaba debido a las bajas temperaturas, pero caminaba firmemente, con mis manos embolsadas en los bolsillos de mi chaqueta. La calle estaba vacía, no se podía ver a nadie, no había coches, tan solo el sonido lúgubre de las gotas de agua chocando en la alcantarilla. Llegué a un cruce desviado,

el cual no tenía semáforo  Miré con cuidado y me dispuse a pasarlo rápidamente  Lo que no vi venir fue aquellas luces de una camioneta gris que me quitó la vida durante unos segundos. Mi vista se nublo. Unas manos frías como el hielo me sostuvieron, y es como vi una silueta masculina, a partir de ese momento, todo fue oscuridad...

                                                                                                                                                                                                          ****

Julietta abrió sus ojos sobresaltada. Las lagrimas surcaban sus bellas facciones sonrojadas por el miedo. Suspiró entrecortadamente y llevó con torpeza su mano a la herida. Al notar las yemas de sus dedos, el dolor se esparció y ella gimió levemente.

—¡Julietta!—exclamó una angustiada voz femenina, la cual invadía todo el pasillo del hospital—¡Julietta, joder!

Los chillidos llamó la atención de una enfermera que caminaba en ese preciso momento. La mujer vestida de blanco observó a una joven de perfectos rizos dorados y cuerpo alto y esbelto. Sus ojos azulados mostraban preocupación y nerviosismo. La enfermera decidió acercarse a ella.

—¿Puedo ayudarle?—preguntó con un tono de voz relajado, sosteniendo en sus manos una carpeta morada.

—¿Donde está Julietta Benedetto?

—Lo siento, ahora mismo no puede recibir visitas—le informó con desdén.—Quizás mas tarde pued...

—¿¡Mas tarde!?—exclamó  interrumpiéndole asombrada.—¿Sabe qué? Da igual, ya le encontraré yo sola.

La chica rubia sabía perfectamente en que sala se encontraba. No era difícil distinguir el típico olor a perfume de fresas, el único en todo el hospital. Sus pasos de tacón resonaban a un ritmo rápido y decisivo. La enfermera caminaba nerviosa a las espaldas de la joven.

—¡Por favor, espere!—le cogió del brazo rápidamente intentando frenarle el paso—no puede entrar ahí. La hora de visitas terminó hace dos horas, y acaban de anestesiarla.

»Eso no funciona con una neofita, cariño­—pensó irónicamente para ella misma«. Ella le respondió con un tirón de brazo y siguió hacia delante. Al llegar a la habitación donde se encontraba Julietta, abrió ésta decidida. La chica de cabello claro se acercó a ella con cautela, colocándose a los pies de la cama.

BLACK ROSEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora