II- Las paredes oyen...

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Cada minuto que pasa y miro a mi alrededor, me hago la misma pregunta una y otra vez sin encontrar la respuesta.

¿Porqué? 

Deseaba con todas mis fuerzas poder aspirar una bocanada de aire con sabor a libertad, pero a la vez había algo que me sometía a permanecer ahí, y no era el contrato. Realmente si estoy enamorada de Diablo es una cuestión que me planteo a menudo. No era, soy o no sé ya, de las personas que piensan una y otra vez las cosas. Cuando iba al instituto, ¿que me ponía? Lo que más a mano tenía, por eso ahora me cuesta encontrar un razonamiento para explicar porque siento que estoy ligada a Diablo a pesar de su engaño. Mi abuela, una devota cristiana, me hacía ir cada domingo a misa y confesarme a menudo por mis pecados. Antes de morir me pidió que jamás blasfemara a Dios y sus creencias. Perdóname, abuela. No lo he logrado cumplir. La parte más oscura de mi ser hizo que me cambiara de bando y ahora, soy una fiel servidora de aquello de lo que más temías. 

Han pasado ya, creo que siete meses desde que llegué al Infierno y cada hora, minuto, cada segundo me hacía sentir inmortal pero vulnerable a la vez. Mis poderes crecían a base de alimentarme de las almas destruidas y en ocasiones siento lástima por ellos.... Y por mi. Cuanto tiempo hacía que no tengo hambre, sed, incluso aunque detestara los fríos inviernos, extraño sentir como el viento helado recorría mi negra melena creándome un sinfín de nudos alborotados. Echo de menos ir a despertar a mi madre para que no llegara tarde al trabajo, soportar a mis compañeros de clase día tras otro y aguantar despierta las tremendas y aburridas conferencias de mi profesora Grace Kelligham. Ex-profesora, mejor dicho. Echo de menos, en resumen, aquello que en algún momento pude llamar vida y ahora más que nunca me doy cuenta de aquello que tuve y por idiota, lo perdí.

Literalmente, no he podido caer más bajo, nunca mejor dicho. Me paso el día, la noche, o quizás ambas cosas despierta viendo como se funden en el lago de lava aquellas almas que no han conseguido pasar al cielo y por desgracia las han enviado al exilio. Sonreí. Me hice la pregunta de si yo acabaría así cuando muriese pero recordé que, aún estando viva, fui enviada al destierro por pecadora capital.

"Thae- se acostumbró a llamarme- ¿Que haces?"

- Nada, Diablo. Observo.- contesté sin mirarle.- ¿Que te trae por estos lares?

"Te recuerdo que soy el amo de todo esto, hasta de tí."

- Lo sé - reí con sarcasmo- pero no acostumbro a verte por aquí.

"Eso es porque no sales de esta zona. ¿Hay algo que te preocupa?"

- No- dije mirando al lago.

- Recuerda que mi lenguaje invoca el engaño. Aún no sabes mentir al mentiroso. - susurró en mi oído.

- Diablo, dime. ¿Estoy viva o muerta?

"¿A que viene esa pregunta?"

- Tú... solamente respóndeme.

- No estás ni viva, ni muerta.

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⏰ Last updated: Oct 13, 2017 ⏰

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Agthae 29Where stories live. Discover now