"El eco de una lagrima anónima"

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Desperté queriendo volver a dormir, ni la más mínima energía sentía mi cuerpo, como si tuviera dos sacos con cemento encima de mis hombros. Me levanté, me duché, me vestí con una ropa que hace tiempo no usaba, así era todos los días, pero éste fue distinto. Salí a la calle con mi mochila, no sabía donde iba, solo caminé con un cigarro en la mano observando el cielo que se encontraba nublado. Llegué al terminal y tomé un bus y viajé donde el bus llegara, solo compré el boleto y no miré nada, subí y ahí estaba... viajando, observando los paisajes que me alejaban de mis raíces. Llegué a Valparaíso, no fue un viaje muy largo, solo me tomó 1 hora y media. Caminé fuera del terminal, no sabía donde ir, solo caminé y ahí lo vi, era extraño me parecía conocido, como si lo hubiese visto antes, un chico de pelo alborotado y ojos de agua quizás, no me fijé. Seguí mi camino, tenía que pasar junto a él ya que nos encontrábamos a unos metros de distancia. Al pasar éste me observó con la misma cara que lo miré yo por primera vez, como queriendo decir: "¿te conozco?", "¿nos conocemos?", yo solo lo miré 1 segundo y seguí mi camino, intenté mirarlo como miraría a cualquier persona en la calle, sin embargo al darme vuelta éste ya no estaba, simplemente desapareció mientras yo seguía pensando si acaso alguna vez lo vi. Tomé un taxi camino a Viña del mar, le dije que me dejara en la playa, amo la playa. Al bajarme llegó a mi una brisa de desintoxicación, me limpio y los sacos de cemento que sentía en mis hombros... desaparecieron. Caminaba por la arena mirando hacia el mar, viendo esos caballos corriendo hacia mí mientras se desvanecían al llegar a mis pies descalzos y blancos, eran feroces y a la vez sumisos, eran la completa libertad. Pero sentí una mirada que hizo que girara hacia atrás, era él de nuevo, el chico. Quedé totalmente impactada al notar que estaba ahí observándome, tengo que decir que sentí hasta miedo de que fuese un psicópata. Inmóvil, así estábamos, mirándonos sin decir nada, ni siquiera hicimos un gesto, nada, solo mi corazón latía rápido y el de él por la expresión de su rostro estaba totalmente calmado, como si mirara a una conocida. Bajé la vista después de los minutos, volví a mirar y de nuevo éste desapareció. Comencé a pensar que alucinada, que era un personaje que había creado mi imaginación por la soledad que sentía, ¿pero por qué creía conocerlo?. Me fui de la playa y me senté en una banca pensando en éste gran enigma propio de mi mente. De reojo vi que alguien se sentó al lado mío, vi unos zapatos y pantalones negros, era un hombre, estaba mascando chicle mientras leía el diario, yo seguí sentada ahí y no le di mayor importancia hasta que dijo una frase que me llamó la atención: "Los fantasmas no existen, ellos habitan en nuestra mente, ellos hacen de nosotros unos esclavos". Yo solo escuché, ni siquiera lo miré, hice como si no me importara. Levanté mi vista hacia los estacionamientos y estaba él de nuevo, el chico. Pensé de inmediato en pararme e ir a hablarle pero... ¿qué podría decirle?, luego pensé en la frase del señor que se fue después de terminar su frase y me levanté y fui directo hacia él. El chico estaba esperándome, como si supiese que me iba a acercar a él, apenas llegué me tomó de la cara y me dijo: "¿acaso no me recuerdas?", yo lo miré impactada y le dije: No, sé que te conozco de alguna parte pero no sé quien eres, pensé que estaba totalmente loca pero tu también lo notaste", le dije, como si sus palabras fuesen un consuelo. Me miró con calma, sereno como si hubiese escuchado una confesión salir de mis labios, me dio la mano y caminamos hacia un paradero, no sé el por qué pero lo acepté, me sentí protegida. Nos sentamos y al momento de sentarnos llega un auto negro con un hombre de barba, canoso, de aspecto bondadoso, era el chofer, él solo me miró a mi. Subimos al auto, el chofer me hizo una pregunta que me dejó atónita, "¿Usted mijita hasta cuándo va a seguir enamorada?", no sabía que responder ya que no lo estaba, solo le dije: "¿disculpe?", me miró por el espejo retrovisor con pena -eso pues mijita, hace años que ya pasó, se terminará muriendo y su alma lo seguirá amando-, no sabía que decir... solo le pedí que me explicara de qué estaba hablando. Entonces comenzó a contarme con un tono de tristeza y un tanto incómodo -Usted llegó hace 3 años aquí porque su novio se suicidó, se conocían desde pequeños y eran mejores amigos, después se volvieron novios, eso me contaba siempre usted en el jardín cuando la sacaban a tomar aire los enfermeros-. En ese momento me quise bajar de inmediato, comencé a recordar todo, él era el chofer del hospital psiquiátrico donde estaba internada pero no me acordaba de nada más, de verdad estoy loca, todo estaba en mi cabeza. - Siempre se escapa-, interrumpió, -Quedó tan mal después de su muerte que se olvidó hasta de usted misma, siempre hace ésto, uno le cuenta, recuerda y luego vuelve a olvidar, como si su cerebro no quisiera escuchar la verdad, de lo único que no se olvidó fue de que siempre fumaban juntos, viajaban e iban a la playa donde se dieron su primer beso, eso usted nunca lo ha olvidado y cada vez que se escapa siempre sé donde encontrarla porque una vez usted me dijo:
"si me tuviese que escapar para sentirme libre me escaparía ahí, donde sus labios encontraron los míos por primera vez"

 - Siempre se escapa-, interrumpió, -Quedó tan mal después de su muerte que se olvidó hasta de usted misma, siempre hace ésto, uno le cuenta, recuerda y luego vuelve a olvidar, como si su cerebro no quisiera escuchar la verdad, de lo único que no ...

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2017 ⏰

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