Capítulo 2

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En cuanto subí al omnibus y llegué a mi asiento, me di cuenta del bizarro grupo de chicos con el que me tocaría viajar. Habia un negro, un marica, un tio que se dedicaba a hacer el tonto y un chico de cabello rojo con aspecto punk.

- Tu si que no te callas, joder. Tu voz me está follando la mente.- dije, dirigiéndome al chistoso.

- Vaya, vaya... ¿Qué tenemos aquí?- dijo, con una sonrisa.

- Soy Ricky.

-Yo soy Luke.- dijo el comediante.

Seguidas a esta, vieneron las presentaciones de los demás miembros del grupo: Jeff, el negro. Logan, el marica. Chris, el punk.

Después de unos minutos nos encontrábamos charlando animadamente. Debo admitir que me cayeron muy bien. Debía presentarselos a Bracken. Pero antes me hecharía una siestita.

Me desperté sobresaltada a  causa de gritos. Muchos gritos. No eran gritos de terror ni nada menos; eran gritos de felicidad. Eran gritos de adolescentes disfrutando el momento. Aun así me fastidió, debido a que me despertaron. Malditos. No recordaba ni el momento en que me había dormido, pero ya estaba despierta así que le resté importancia.

En frente mío estaba Chris. Digo, en frente mío. Muy cerca. Me observaba en silencio. Cuando vio que me desperté, levantó las cejas.

-¿Vienes?- preguntó.

-¿A dónde?

-Llegamos.- respondió. Ese pelirrojo era misterioso. En un momento apenas me mira y al otro está básicamente encima mío, expectante de mi como bella durmiente.

Me incorporé y miré por la ventana: un hermoso paisaje, para ser francos. Verde, verde, mucho verde. La naturaleza reinaba ahí. Y eso sería raro, ya que no estaba acostumbrada a eso. Yo estaba acostumbrada a la ciudad y sus peculiares olores pero, cuando bajé del omnibus, se metió en mis orificios nazales un aroma deliciosa. Naturaleza. Era algo raro. Como jazmines mezclados con aire puro... muy, muy rico. 

-Aquí es, queridos pasajeros.- dijo uno de los "coordinadores" con una enorme sonrisa.- Espero les guste el lugar.

Caminamos un poco más, hasta llegar al verdadero campamento. Estaba junto a un lago que se veía súper sereno. Nos recibieron cuatro mujeres/chicas más. Eran otras coordinadoras.

Era lo mismo que unos kilómetros atrás. Naturaleza. Solo que habían unas cabañas para que durmieran los coordinadores. Y no era injusto, para nada. Ya que ellos vivían ahí. O su mayoría. Por lo tanto, debían tener un hogar donde refugiarse, ¿no es así? Sino, morirían de frío en invierno. 

-Ahora, a armar las carpas.- habló uno de los cordinadores mediante el microfono. Había un escenario, por cierto. Junto a las cabañas. Esas cosas humanizadas y nada más. Na tu ra le za. Hermoso. De verdad me gustaba ese lugar. 

Inmediatamente comenzaron a hacerse grupillos y a ordenar sus cosas.

Los Chicos se acercaron a mí.

-¿Con quién dormirás, rubia?- me preguntó Jeff.

-Con Bracken, obvio.- respondí.- Pero nuestra carpa es bastante grande... ¿se nos unen?

Sonrieron.

-Por supuesto.- dijo Logan.

Mientras ellos preparaban todo para dormir cómodos, yo buscaba a mi amigo. ¿Dónde se había metido? No lo veía desde que salimos de la ciudad. 

Lo vi. Estaba hablando con un chico. Rastas, alto, buen mozo.

-Buenas- saludé cuando llegué a su lado.

-Ah, Ricky.- dijo mi amigo y puso su mano en mi hombro.- Ella es Ricky. Él es Jace.- nos presentó.

-Un gusto.- me dedicó una forzada sonrisa.- Vaya amiga tienes, tíó.- se mordió el labio inferior y ambos rieron.

No le respondí. Simplemente, me quedé mirándolo. Y él a mí. No fueron miradas amistosas. Lo estaba examinando. Había algo raro en ese hombrecillo, yo lo sabía. Solo que no lograba descifrar qué era.

-Como sea.- dije, desviando su penetrante mirada y dirigiéndome a Bracken.- ¿Vienes? Tengo que presentarte a algunas personitas...

-Claro.- dijo, un poco confundido por la anterior sesión de miradas comprometedoras.- ¿Con quién dormirás, bro? Tenemos muchísimo espacio libre en nuestra tiend...- comenzó, pero lo interrumpí.

-No, de hecho.- dije y me miró extrañado.- ¡Cartón lleno!- fingí una sonrisa. Bracken seguía sin entender.- ¿Podrías dejar a este cretino y venir conmigo?- ya me estaba enfandando.

-Tranquila, nena.- dijo el de la melena.

-Calla y ve a lavar tu jodido cabello, hombre.- casi grité.

-Pero...- protestó Bracken mientras yo le tiraba del brazo, resistiéndose.- ¿A dónde dormirá él?

-¿¿A quién le importa??- pregunté, sin soltarlo.

-¡Tranquilo, hermano! Tengo contactos, ¿si? Podré conseguir alguna tienda.- gritó.

Sí, gritó. Porque ya no estábamos junto a él. Estábamos llegando a nuestra tienda que, por cierto, ya estaba casi lista.

Le presenté a los chicos a mi amigo y así.

Al principio, Bracken no mostró interés en ellos. Los evadió. Ayudó un poco con la tienda y, cuando estuvo terminada, dijo que necesitaba estar solo, y se fue a la orilla del lago. No quedaba muy lejos. Bajabas una colina y ahí estaba. Por lo tanto, yo lo veía. Arrojaba piedras al lago y estas mismas caían cerca, salpicándole. Me reí y decidí acompañarlo.

-Oye, tío, ¿qué te sucede?- le pregunté, cuando estuvimos a la par. Sabía perfectamente lo que le pasaba, pero quería que me lo dijera.

-Nada.- respondió, sin siquiera mirarme.

-Sí, y a mí me gustan las chicas.- dije, haciendo que riera. Todos saben que detesto a las chicas, en serio lo hago. Me dan asco. No conozco a ninguna que no sea de mi familia con la que me lleve bien. Solo estoy con chicos, siempre ha sido así. De ahí mi aspecto, y mi forma de ser. Me parezco mucho a ellos, saben. Pero no me importa. No me importa lo que piensen los demás. No me importa ni un poquito.

Volviendo al tema de mi amigo: seguía tirando piedras. Luego se cansó y se sentó. Lo imité, pero yo sí lo miré. Él pareció notarlo, porque me miró también.

-Anda.- le insistí.

-Ya sabes lo que me sucede.- masculló.

-Anda.- repetí.- No seas así. Ellos son buenos, de veras. Debes darles una oportunidad, nada más.

-¿Cómo sabes cuáles son sus intenciones? Apenas los conoces. Podrían ser asesinos en serie y degollarnos por la noche.

-Y tu amiguito no es así, porque lo conoces mucho más que yo a ellos, ¿verdad?- mi sarcasmo. Mi tan querido sarcasmo.

Suspiró.

Bracken ha sido lastimado muchas veces. Es que es un chico sensible. Antes, era super confiado, super relajado, super simpático. Pero eso cambió después de "entender" cómo va la cosa; todos te traicionan. "Nadie es lo suficientemente bueno como para no cometer errores. Todos los cometen y, esos errores, duelen" se repite mil millones de veces a sí mismo. Lo conozco demasiado. Finge ser frío y sin sentimientos, pero es lo contrario. Tiene un gran corazón, solo que con muchas heridas.

Pasé mi brazo por sus hombros, acercándolo a mí. Me miró y le sonreí cálidamente, a lo que me correspondió.

-Vamos, amiguito lindo.- bromee. Él es feo. No, no es en serio.- Confía en mí, ¿si? Sé lo que te digo, y ellos son buenas personas. Creeme.

Lo pensó por unos segundos, pero se paró y volvimos al campamento. Quedaban pocos rayos de sol.

Qué bueno es que Bracken me tenga confianza, pensé. Qué sería de él sin mí. O viceversa.

Campamento OsadíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora