Él
Él la miraba desde lejos disimuladamente, no quería que nadie se diese cuenta de que la estaba mirando.
Probablemente ella lo sabía, porque aunque ella pensaba que él no se estaba dando cuenta de que le estaba mirando, él sí lo hacía.
Y sí él se daba cuenta, ella también.
Pero a él eso no le importaba.
En lo más profundo de su ser moralmente incorrecto quería que ella se diese cuenta.
Quería gritarla que la amaba y poder estar con ella.
Pero él sabía que eso no podría suceder.
Ni siquiera sabía si ella le amaba y tampoco lo descubriría.
Era demasiado correcto para ello.
Se dirige a las escaleras y fugazmente como en un pequeño instante, sus ojos se encuentran.
Él siente como se tocan.
Sonríe agachando la cabeza, para que ella y sus amigas no le vean.
Sonríe al pensar que quizá ella también lo haya notado.
Al llegar a las segundas escaleras sube la cabeza y la ve.
Está sumergida en alguno de sus extraordinarios mundos que tiene en su pequeña cabeza sonriendo.
Él vuelve a sonreír.
Se imagina en sus pensamientos.
Se imagina allí junto a ella de la mano.
Y eso le basta para volver a sonreír.
Olvida a donde se dirigía.
Ella lo absorbía del mundo real y eso a él le encantaba.
Entra en aquella sala maldita por esa palabra que no les deja unirse.
Pero ama tanto lo que hace.
Se queda quieto, mirando por la ventana y la recuerda.
Vuelve a encontrarse con su sonrisa, y esos dos hoyuelos que a él le vuelven tan loco.
Ve su sudadera y intenta concentrarse para recordar lo que ponía.
Lo recuerda, es algo de Iker Casillas.
Vuelve a sonreír.
Ella siempre fiel a lo que ama.
Ha encontrado otra razón por la que está complemente enamorado de ella.
Vuelve al mundo real y recuerda que se tiene que ir.
El día allí ha acabado.
Pero no quiere irse.
Quiere estar con ella, hablar con ella.
Ahora.
Fiel a lo que siente y más decidido que nunca, vuelve a subir las escaleras con rapidez.
Se cuelga su maletín y sube al tercer piso a buscarla.
La encuentra.
Camina deprisa hacia las escaleras donde está él.
Pero no le ha visto.
Va con la cabeza agachada murmurando algo.
Levanta la vista y él puede ver como en sus labios se dibuja la sonrisa más hermosa que haya visto.
'Hola.' Le dice ella sonriendo.
Se muere de ganas de abrazarla.
Él nota su voz temblorosa.
Nota su miedo.
Pero no sé preocupa...
Él también siente exactamente eso.
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Luciérnagas
RomanceÉl, profesor en algún lugar. Ella, alumna en un mismo lugar. ¿Podrá el amor contra cualquier cosa? ¿De verdad los imposibles existen? ¿Pueden enamorarse dos seres humanos en está complicada situación?