Luciérnagas

ELLA

Ella

Ella le admira desde la lejanía.
Tiene una ángulo perfecto al encontrarse sus amigas en frente.
Seguro que no se está dando cuenta. Se dice a sí misma.
Pero, en realidad lo que más la gustaría es que se estuviera dando cuenta.
Dando cuenta de como le mira, y de las ganas que tiene de abrazarle.
Ojalá pudiera leer mis ojos, sería todo mucho más fácil. Incluso podría funcionar. Se dice.
Sigue observándole.
Ajena a la conversación de sus amigas y ajena a todo en general, excepto a la única persona que le quita el aliento; él.

De pronto, él se da la vuelta.
No la da tiempo a apartar la mirada o quizá lo haya hecho aposta para encontrarse con sus ojos.
Se encuentra con sus preciosos ojos negros, aquellos capaces de eclipsar cualquier oscuridad.
Un escalofrío recorre su cuerpo.
Siente en un instante fugaz que sus ojos se tocan.
Sonríe tímida y disimuladamente para que nadie se de cuenta.
Quizá él también lo haya sentido. Piensa para ella.
Sonríe al pensar en esa sensación extraña y nueva.
La gusta.
Se han mirado muchas veces, muchas.
Pero esta había sido distinta.

Absorta en esa sensación, vuelve a recordarle en su mente.
Lleva una cazadora.
Tiene frío, con lo caluroso que es. Vuelve a sonreír al pensar en eso.
Su camisa azul, le queda realmente bien.
Está aún más atractivo. Y de nuevo una sonrisa inevitablemente provocada por él.
Siguen las imágenes en su mente y ella solamente piensa en cómo sería el calor de sus abrazos, el roce de sus cuerpos y el tacto de sus labios.
Le amo. Repite para sí, una y otra vez.

En el trayecto de camino hacia su clase, no ha parado de pensar en él.
Quiere estar con él, ahora.
Sentada en su silla, pide a la profesora salir.
Ella accede y la deja marchar.
Camina deprisa, inquieta y nerviosa.
Murmura lo que le va a decir, convenciéndose de que será capaz de articular las palabras.
Pero estando segura de que la costará, aún sabiendo lo que le va a decir de memoria.
De pronto, levanta la cabeza y ahí está él.
Sonríe al encontrarse con su debilitadora sonrisa.
Él también sonríe.
Es la sonrisa más bonita que jamás haya provocado.
'Hola'. Su voz suena nerviosa, inquieta.
Nota miedo en él.
Esa la primera vez.
Pero no le da importancia porque ella se siente exactamente igual, muerta de miedo.