Final feliz

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Estefany corrió, nuevamente, al cuarto lleno de ropa, ahí encontró lo que buscaba, una túnica marron oscura con una capucha, que tapaba su hermosa cara y su cabellera morena. Pasó por medio de toda la multitud lentamente, sin llamar la atención, y vió a la Reina Roja en el balcón, la maldijo con todas sus fuerzas en silencio. Y se marchó.

- Tal vez no sea la más alta, ni la menos distraída... Pero mientras siga en pie... Nadie me impedirá volver a casa... - Pensó.
- Que viva la Reina... - Dijo y escupió al suelo, mirandola.

La niña inocente que entró confundida y maravillada. Ahora, era una mujer fuerte, fria y dispuesta a todo. Levantó la primera espada que vio en el suelo. Vió al seis y el tres en la puerta, ellos la vieron y quisieron volver a apuntarle con las lanzas, ella de un ademán partió a la mitad las dos lanzas juntas. Y siguió caminando sin inmutarse, con la mirada fija en el horizonte, caminó varios pasos y paró.

- Chicos, no olviden mi nombre... Estefany. - Dijo sin mirarlos.
- ¿Quién? - Dijo el seis, mirándola.

El tres miró fijamente a la chica y dijo.

- Yo nunca te olvidare, niña.
- ¿A quién? - Preguntó el seis.
- No empieces, seis. - Respondió.

Ella sonrió levemente, aún sin mirar, y partió nuevamente.
Llegó al bosque denuevo, siguió el mismo sendero por donde llegó, y está vez fue por el que la llevaba a la mesa de té. Corrió para encontrarse con la pequeña guerrera. Al llegar vio que no había nadie, sólo la mitad de las velas estaban encendidas.

- Este lugar está... medio apagado - Dijo con voz seria.
- ... ¡Mallymkun! ¡Mallymkun! - Gritó.
- No está... Me largo... - Pensó.
- ...Tal vez algún día la encuent... - Fue interrumpida porque el suelo empezó a temblar.

Se sentía como si fueran personas marchando y se escuchaba tal cuál.
Estefany corrió hasta el campo dónde había visto cómo se llevaban al Sombrerero. Y vió al ejército rojo avanzando hacia la batalla. Comandados por el Sota de corazones y su Reina Roja, iban al frente de todos. Estefany los siguió de lejos, ocultándose para no ser descubierta. Eran demasiado lentos. Ella se adelantó por la dirección que iban. Corrió tan rápido como pudo en esa dirección. La capucha término por caersele, mostrando toda su cara, el brillo de sus ojos, color marrón, se reflejaba en la hoja de su espada.
De pronto, su veloz corrida fue interrumpida por una jaqueca, el dolor aumentaba a cada segundo, haciéndola caer, gateaba tratando de avanzar, pero el dolor era insoportable. Al levantar la mirada hacia el horizonte todo lo que estuviera un poco lejos estaba difuminado.

- Vuelve... Vuelve conmigo Estefany... Sólo vuelve... Por favor... ¡Vuelve...! - La voz de su amado retumbaba en sus oídos.

Las jaquecas cesaron. Recuperó la noción de donde estaba.
Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos. Se paró y empezó a secarse las lágrimas.

- No debo llorar, no debo llorar... - Dijo con voz ronca.

Lo dijo, en ese momento soltó la espada, cayó sobre sus piernas y lloró como nunca. Puso sus manos enfrente de su cara, tapandola. Escuchó las grandes pisadas de una bestia acercándose, no pudo quitar las manos de su cara, lo único que vió, fue el brillo de otra espada atraves de sus dedos, que se alejó muy rápido. Ella no le dio mucha importancia. Tapó su cara con la capucha nuevamente y se quedó al lado del bosque, luego de un rato, el ejército rojo llegó. Seguían marchando lentamente. Ella se quedó mirando como pasaban, ya no le importaba la venganza, ni la ira que sentía por la Reina.
La llama se había apagado. Pasaron horas. El ejército ya estaba muy lejos. Ella seguía ahí, sin ánimos, sentada como si se hubiera rendido.

Estefany In WonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora