Habitación extraña

25 6 0
                                    

«Tic-Tac Tic-Tac»

-¿Un reloj? - Se preguntó Estefania.

El sonido persistía, aveces se oía más rápido y otras veces lento, confundida, cruzo un pie y volteo su cuerpo. Vió una pequeña mesa de cristal, con un pastelito sobre ella, mientras iba girando la cabeza veía las paredes llenas de rejoles, grandes, pequeños y mediados, de todo tipo. Hasta ese momento todo era normal. Quedando anonadada, con un solo vistazo al levantar la mirada, enormes relojes de péndulo colgaban del techo, como si no dependierán de la gravedad. Lo más sorprendente de aquella situacion fue que, al alzar su vista un poco más distinguió que algo más colgaba del techo ademas de los grandes relojes de madera reluciente. Justo al revés, se hallaba una réplica exacta de la mesita que antes habían visto sus ojos con la pequéña y casi imperceptible diferencia de que ahora una minúscula botella ocupaba el lugar del pequeño pastel, estando esta dada vuelta y sin caer, como si la gravedad en el techo estuviera invertida.

–Dios bendito, ¿dónde estoy?– Dijo entre dientes.

Dió un pequeño paso para asegurarse de que no le cayeran encima, cuando vió que nada pasaba siguió caminando hasta llegar a la mesa, agarró el pastel, para ver si algo pasaba, por el hambre no tardó mucho en probarlo un poco. Empezó a sentirse mareada y al ver sus pies notó que le alejaban del susto soltó el pastel, confundida, levanta la vista y la otra mesa estaba justo frente a su cara agarró la botella con los dedos.

–¿¡Pero qué?! Crecí por morder el pastel, supongo, porque ahora todo es más pequeño. ¿Qué hago? ¿Tal vez no debería?– Se preguntó.

Se armó de valor y la destapó, olía dulce, cuando bebió un trago por lo grande que se habia vuelto no controlo la dosis, tosió por lo fuerte que era, achicandola demasiado rápido, la botella todavía en su mano, se hizo muy grande para esta y sin poder sostenerla, la dejo caer y se rompió. Ya sin poder alcanzar la mesa vio la llave a lo lejos, empezó a caminar y se cortó con un vidrio roto en la mano, llegó a la llave, vió una pequeña puerta con la misma cerradura que la puerta por la que había entrado y la arrastró hacia ella, con mucha dificultad, la metió dentro de la cerradura y la abrió. Del otro lado habían muchas luces.

Bueno, ya llegué aquí, no hay otra salida– Pensó.

Entró en ella, no sin antes llevarse un poco del extraño pastel.

–Si esta cosa me hace crecer, mejor llevársela– Pensó sosteniendo firmemente el postre.

Tan pronto cruzó, le dió otra mordida. Y "por arte de magia", tuvo el mismo efecto que antes; creció.

Estefany In WonderlandDonde viven las historias. Descúbrelo ahora