Amélie despertó cómo habitualmente lo hacía, sin recuerdos de su noche anterior, dolor en el cuerpo y acostada en un incómodo piso en el bosque. Unas hojas secas y algunas ramas incomodaban sus costados, estaba por completo desnuda y podría apostar que estaba sobre una larga rama de un antiguo roble, ella podría reconocer ese olor en cualquier lugar puesto que era de los primeros que su padre le había enseñado a diferenciar con algo de más certeza. Tenía heridas pequeñas en sus extremidades que cerraban lentamente, era doloroso pero lo aguantaba, después de todo no era la primera vez que algo así le ocurría, sus manos, cuello y rostro estaban cubiertos de sangre, hacía gestos de dolor, pero parecía acostumbrase con el tiempo, además, su pelo castaño oscuro cubría parte de su cara, este estaba muy sucio, con hojas y barro, suspiró, tragó saliva e inmediatamente se arrepintió, su boca sabía a sangre, demasiada en realidad—. ¿y ahora donde estoy?—se preguntó a sí misma con un tono ronco, de seguro llevaba durmiendo varias horas.
Activó el localizador que se encontraba en su muñeca izquierda, era una delgada manilla color negro que su padre le había regalado pocos meses después de empezar con las inesperadas transformaciones, le había sido de mucha utilidad desde entonces, no solo para eso, también cuando se metían en problemas junto a Clary. La castaña finalmente se dispuso a esperar a su padre, ella lo adoraba; Luke la había cuidado desde siempre, era la única figura de educación en su vida puesto que su madre había muerto al darla a luz, era algo que su padre le había ocultado cuando ella era niña pero cuando cumplió los diez años encontró la verdad de todo, incluso el hecho de que sus padres no se amaban de una manera romántica, pero gracias a ella habían logrado tenerse aprecio, Luke le contaba historias a Amélie de su madre y ella esperaba algún día ser como ella, valiente, intrépida e inteligente.
Ella después de unos segundos se sentó y recostó la espalda en el roble, cerró los ojos esperando a su padre. Hacían esto desde que ella tenía once, desde que su don evolucionó, ella había nacido lobo, su madre lo era, pero su padre era un nefilim cuando se enteró de que sería padre, nadie entendía por qué ella era lobo y no una nefilim, tampoco entendían por qué no podía controlarse en luna llena, llevaba mucho tiempo en eso. Pasaron algunos minutos y sintió el olor su padre acercarse, escuchó como este bajaba de la camioneta y se acercaba a ella a un paso lento, el moreno le dio una sudadera, una botella de agua y una toalla color azul oscuro. Amélie bebió un poco de agua y con lo que le sobró limpió la sangre que tenía en manos, cara y cuello, ató su cabello, se colocó la sudadera y salió al encuentro con su padre, le sonrió y lo abrazó, este le dio un suave beso en la frente—. hola papá—dijo ella un poco adolorida, sonrió hacia el saludo de su padre y mientras se dirigía a la camioneta le preguntó la hora, era el cumpleaños de su amiga pelirroja, Clary Fray, no quería que se le hiciera tarde en absoluto.
Luke miró la hora en su teléfono y luego lo guardo con total calma en su bolsillo trasero—. aún tienes tiempo, faltan al rededor de cuarenta minutos para que ella se despierte, vamos a casa, pequeña—comentó el, con un tono sereno. Ambos subieron a la camioneta, la castaña sacó los sándwiches de la bolsa que su padre le acaba de entregar y empezó a comer con tranquilidad, siempre le daba mucha hambre después de la luna llena, es como si no hubiera comido en meses—. ¿has hablado con Joselyn? según tengo entendido ella se lo dirá hoy, ya que bueno, cumple la mayoría de edad y es momento de que aprenda a defenderse por su cuenta, en verdad quiero que por fin se entere, sabes lo mucho que odio esconderle las cosas a ella—habló con rapidez puesto que quería darle otro mordisco a su sándwich, estaba delicioso, mastico un par de veces más mientras escuchaba que efectivamente iban a decirle, bebió un poco de jugo de naranja y asintió—. bien, ¿lo hará en la noche?—el moreno asintió.
(...)
Simon y Amélie esperaban nerviosos en la cafetería que quedaba a pocas calles de donde se encontraba la pelirroja realizando su prueba para el instituto, la castaña había pedido un latte ya hacían varios minutos pero no lo había probado por los mismos nervios, no estaba muy segura de si se trataba debido a que hoy le dirían la verdad o por ese extraño presentimiento que tenía, como si algo fuera a cambiar de manera exponencial. Ambos miraban fijamente la puerta, ya hacían algunas horas desde que los tres se habían encontrado en la casa de la pelirroja, habían salido temprano puesto que en la noche tendrían que ir al concierto del chico, Amélie odiaba los nombres del grupo de Simon, pero lo apoyaba, era uno de sus amigos. Algunos minutos pasaron y finalmente la chica entró al lugar, traía una mirada triste, ella maldijo por lo bajo, ambos esperaron a que ella se sentarla para darle algo de apoyo—. no saben de lo que se pierden, eres increíble—susurró ella con amabilidad, escuchó las vagas amenazas de Simon, incluso para eso, el chico era inocente en todo el sentido de la palabra. Esperó un poco y cuando la chica les entregó el papel que decía que la habían acortado, ambos la fulminaron con la mirada—. esa fue una buena cara.