El diario de una chica corriente.

11/Junio/2015

Querido diario:

Jueves; 9:10 AM. Estamos por entrar a la cuarta clase del día: matemáticas. El maestro no está en el salón, y muchos están pensando en saltarse la clase. Los idiotas no toman en cuenta que habrá un examen sobre las operaciones de igualación. Ugh, por cierto... No tenemos mucho tiempo estudiando eso, por lo que casi no lo entiendo, pero en fin; ya me las arreglaré.

Bien, el maestro llegó. Adiós por ahora.

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Listo; no estuvo tan mal. Fue fácil hacerlo, ya que tenía al menos una operación terminada en el cuaderno.

Comemaní (Getsemaní, una supervisora) nos puso el examen. No sé qué pasaba con ella; suele ser agradable, con su sonrisa de comercial y su café de Starbucks, pero hoy se puso muy estricta con la excusa de que "el maestro le pidió que fuera así". Estaba gritándonos a todos, y estaba dando por hecho que somos unos inútiles (o eso fue lo que sentí).

-Este examen podría definir su vida-decía ella-. Si les da flojera hacer esto, imaginen cómo será cuando trabajen.

Odio cuando las personas tienen ese tipo de pensamientos.

Yo sólo deseaba que cerrara la boca y me dejara hacer mi examen en paz.

...Ahora que lo pienso, probablemente todo lo que no dijo es lo que ha estado conteniendo todo este tiempo, y en realidad siempre nos ha detestado. Y en realidad no la culpo.

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Cerca de prefectura había un letrero:

Se dara GRATIFICACION!

A QUIEN HALLA ENCONTRADO UN iPHONE BLANCO

Llamar al: 000-000.

"Porque creemos que hay HONRADEZ!!

Dios; golpearía a quien sea que haya escrito eso con tan mala ortografía... Al menos eso pensé, hasta que vi a Dania, una amiga de tercer grado, pegando un letrero igual.

Quinta hora; 10:40 AM. El T-REX (profesor Leopoldo) está dándonos las calificaciones. Tengo 9, lo que está bastante bien, considerando que casi no hice nada en su clase durante todo el bimestre.

Lo bueno de esta clase es que puedo sacar mi celular, ponerme los audífonos y escuchar algo de música sin que el maestro me regañe, ya que no le interesa nada de lo que hagamos.

Ahora está sonando la versión de Utatane Piko -uno de mis Vocaloid favoritos- de Two faced lovers. Desearía poder cantar bien esa canción, pero es demasiado rápida y japonesa (Duh) como para que alguien como yo pueda cantarla.

Estoy deseando escribir de algo que no sea la escuela, pero sucede que cuando estoy aquí me da tiempo y tengo un lugar adecuado para escribir...; además, aquí es donde me aburro más.

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Tenemos las dos últimas clases libres, y tendría que esperar en medio del calor hasta que abran la puerta, pero por suerte la mamá de Jazmín vendrá a recogerla, y podrá llevarme a mí con ella.

Bien, cambio de planes; nuestro maestro fue sustituido por el maestro Lázaro -o "el maestro guapo", según el resto de mujeres en mi salón-. La verdad es que me gustó su clase, y se nota que él es agradable; el único problema es que todas las mujeres, a excepción de Jazmín y yo, se quedaban embobadas suspirando y sonriendo mientras lo ven. (Ugh, mujeres). Los hombres estaban sentados con cara de "Mátenme".

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Llegué a mi casa, y mi mamá me recibió con la noticia de que debemos vender nuestro auto, el cual es más viejo que yo, para comprar uno nuevo. Mi mamá se notaba muy triste, y podía entenderlo, ya que ese auto debe traerle muchos recuerdos...; quiero decir, ese es el auto en el que mi papá la recogía cuando eran novios.

Yo estaba tranquila roleando con Ariana, pero decidí acompañar a mi mamá, y al regresar me di cuenta de que habían cortado el Internet y no respondí los mensajes.

¡Me estoy preocupando! No sé cuándo regresará el Internet, y lo último que le dije a Ariana fueron palabras de odio.