- ¡Que horror! Park esto no es apto para ella
- Lo siento, de verdad lo lamento, no fue mi intención, de verdad lo siento madame
- ¡Ya! dejate de disculpas estúpidas y ve a conseguir los verdaderos zapatos ¿Entendiste?
- Sí señora, en seguida voy
El rubio salió del establecimiento, camino nuevamente con la caja plateada en sus manos, el edificio estaba al otro lado de la ciudad y no le quedaba dinero para poder irse en taxi, debía aguantar, en una semana le pagaban, y debía soportar a la arpía de la representante de su modelo, él podría ser el diseñador, pero sí a Jung Eun-Bi no le quedaban, debía cambiarlo todo.
Empezó a correr, estaba agotado, pero no podía rendirse tan fácilmente, no bastaba decir que Eun-Bi era su amiga, y una persona maravillosa, dulce y comprensiva, además de hermosa. Su representante no lo era, y por desgracia, debía seguir sus ordenes.
El muchacho iba apresurado, corría con todas sus fuerzas, no podía perder la mitad de su salario de nuevo. Porque sí, ya lo había perdido una vez.
Después de correr aproximadamente cuarenta minutos - con la suerte de que tenía un excelente físico - llegó a la tienda de los preciados zapatos para el hermosa Eun-Bi. Al entrar la tienda estaba vacía, a excepción de un azabache que también compraba zapatos, ¡Y vaya casualidad! los que estaban en sus pies eran zapatos rojos, del mismo rojo que el chico buscaba, se acerco a la bella dama que atendía en el mostrador y tomo una bocanada de aire para poder hablar, se recargo en el vidrio frío y habló.
- Disculpeme usted... He venido hace unas horas a llevar unos zapatos... - dijo entre suspiros, con la respiración agitada y sudor bajando por su frente.
- Por supuesto, lo recuerdo, era el encargo de la señorita Jung... - dijo amablemente, pero vio al chico y suspiro con lastima - ¿Necesita una toalla...? o... le podría ofrecer una botella de agua.
- Se lo agradecería inmensamente - sonrió debilmente y la dama se perdió a través de una puerta negra, después unos segundos volvió a aparecer con una toalla y una botella con agua, se las extendió al chico, él con gusto las acepto y se seco el rostro mientras bebía.
- Entonces... ¿por cual encargo viene esta vez?
- Vengo a devolver estos y a llevar los rojos
- Rojos... esta bien, ¿cuál par prefiere? - en ese momento el chico se confundió
- ¿Hay más de uno...? ¿cuantos pares de zapatos rojos puede encargar una mujer? - preguntó con incredulidad.
- ¿Miles...? - respondió algo obvia.
-¿Cuantos hay encargados?
- 37 - dijo serena con una amable sonrisa en sus labios
- ¡37 pares de zapatos! ¿¡Es en serio!? - exclamó sorprendido llamando la atención de los demás empleados y el único cliente que había a esa hora.
- Completamente... ¿cuál de todos llevará?
- Todos
- ¿Todos?
- Sí, todos... No puedo arriesgar mi salario - bufó y miro a la mujer que lo veía mientras mordía su labio.
La mujer asintió y empezo a sacar las cajas de los zapatos, todas con toques dorados, y se maldijo ¿Porque debía aceptar ese trabajo? ¿Porque alguien tan dulce como Eun-Bi debía tener a alguien tan mala, tan vil y tan estruendosa como Seo Joo Hyun de representante? esas eran algunas de las preguntas que se hacía el rubio, después de unos minutos las 37 cajas con zapatos estaban encima del mostrador, y el chico se arrepintió por lo que dijo al ver todas esas cajas encima del mostrador, suspiró y miro a la mujer que ahora tenía la caja plateada en sus manos.
- ¿Ustedes... no tienen un servicio que ayude a trasladar estas cajas? - preguntó algo desesperado.
- Lo siento, pero no, solo tenemos ese servicio para los clientes que compran de 70 pares en adelante.
- Esta bien... muchas gracias... - la dama asintió y retiro de nuevo por aquella puerta negra, en eso el chico sintió una mano en su hombro y dio un respingo, se giró y vio al azabache en frente suyo. Su mirada era neutra, pero después de unos segundos una sonrisa muy leve, cursó sus labios, unos labios pequeños, rosados... pero muy, muy expertos - según él - que enamorarían a cualquiera. El hombre suspiro y paso un dedo levemente por su nariz, apenas tocándola con el dorso de este.
- ¿Necesitas ayuda? - dijo amablemente, su voz era profunda, y en ese momento ronca, tanto, que se estremeció al escucharlo, y los bellos de la nuca se le pusieron de puntas.
- Amm... No, descuide señor, puedo hacerlo
- De verdad crees que voy a confiar en que puedes llevar esas 37 cajas, tu solo, y sin apoyo alguno... ¿En serio?
- No... pero no quiero abusar de su ofrecimiento
- No lo haces, descuida - sonrió y palmeó el hombro del chico - entonces... ¿te ayudo? - ofreció de nuevo
Y aquí es cuando Park Jimin, no sabe que Min YoonGi entró a su vida por un par de Zapatos Rojos.
Hola :)
Soy Lxy ¿les va gustando la historia? sean pacientes por favor, denle amor a esta historia, al igual que a piel y the white rose.
Los amor, gracias por votar ;)
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ZAPATOS ROJOS - YOONMIN
Fanfiction<< Aunque esos zapatos no sean tuyos, quiero que te los pongas... >> << No soy la cenicienta... Pero puedo probarme los zapatos sólo por ti... >>