Y termine aún peor, no me mal intérpretes, fue genial todo que vivimos.
Como aquella vez dónde nos subimos a tu auto y viajamos sin rumbo.
nos detuvimos en una colina y me ofreciste chocolate era demasiado estúpida como para saber a lo que te referías. Fue ahí donde comenzaron las adicciones y una que tenía en especial era mirar tus ojos cuando sonreías.