Pasaron unas semanas en las cuales sentía que una tormenta nos estaba cayendo encima.
Estaba sentada en el patio trasero de mi hogar, recargada en el árbol, me sentía desolada y es que no entendía el como debía tratarte, o el porque algunas veces eras cruel conmigo.
Pero te sentaste a mi lado y me obligaste a verte a los ojos.- Simplemente te amo. - Me dijiste.-