Capitulo 1

174 11 2
                                    

Narra Camila: (recuerdo)
Un día, como todas las demás mamá volvía del trabajo.
Eran más o menos las 5:30 de la tarde,como cada día,yo y mi hermana esperábamos asustadas su llegada.
Nos pusimos a ordenar todo como locas antes de que mamá asomara la nariz por la puerta.
Le teníamos tanto miedo que la piel se nos ponía de chinita cada vez que pensábamos en cómo reaccionaría si algo no estaba como le suele gustar a ella.
Mia y yo no solíamos tenerle miedo a nada,es más,si alguna vez alguien nos molestaba o decía algo malo de cada una;nos defendíamos las dos,como podíamos pero lo hacíamos.
Pero,este era otro caso realmente al extremo.
Mamá nos pegaba. Más no era el dolor lo que nos tenía así,si no era la pena que nos causaba sentir que mamá no nos quería.
Hace un par de años éramos todos felices,casi se podía decir que éramos una familia de las buenas. Hasta que mamá se enteró de que papá la engañaba con su mejor amiga.
Ese día todo cambio en esta casa.
Ella no soportaba el dolor,así que como podía se aprovechaba de nosotras al máximo y nos trataba de lo peor.
Mia era mi hermana pequeña, y totalmente mi responsabilidad. Al menos así nos hacía pensar mamá.

*se escucha el ruido de un auto*
-viene mamá!!- dije mientras Mía se ponía de pie y de inmediato nos paramos frente a la puerta.

Se bajó del auto,y apenas dio unos pasos nos comenzó a regañar,parecía que tomó unas copas de más,más de lo normal.

-que hacen paradas ahí como estúpidas?- gruñó mientras mía abría la puerta esperando que se decidiera a entrar.
Nos miramos entre las dos,confundidas. Mamá entro a la casa y como cualquier otro día gruñó
-que es esto? Es un asco! Acaso ni el aseo de una maldita casa pueden hacer!?- levantó la mano,casi para pegarnos una de las buenas cachetadas que siempre nos pega.
No pude hacer nada más que pararme frente a mi hermana y esperar que el golpe cayera sobre mi.
Mia agarró de mi mano fuertemente,hasta que mamá se decidió a golpearme.
Sentí un mar de lagrimas que caían por mi rostro. Me sentía tan apenada de que mi hermana de apenas 11 años tuviera que pasar lo mismo que yo pasé 16 años de mi vida.
Mamá se dejó caer sobre el sofá mientras yo me secaba las lagrimas que frotaban como si nada sobre mi rostro.
-vete a la habitación y enciérrate. Apenas mamá se quede dormida me iré a verte- dije con firmeza,esperando que Mia se decidiera a subir de una vez por todas.
Ella subió y tal cual como le dije,se encerró en el cuarto.
-eres una inútil! No sirves para nada- escuché sobre mi hombro y no pude hacer nada más que quedarme paralizada.
-acaso eres sorda? Vete ya mismo a servirme comida!- corrí a la cocina,agarré un plato y le serví una de las comidas que sé que le gustan a ella.
Terminé de servir todo en el plato,traté de no dejar ni una mancha sobre el mueble de al lado de la cocina para no volver a escuchar a mamá regañarme.
Caminé lo más rápido que pude,estaba prevenida y de un golpe caí al suelo
-no sirves para nada! No sé para qué te tuve! Eres una inútil!- dijo mientras me tenía firmemente agarrada del cabello.
-perdóname por favor!- le rogué antes de que me pegara,como era de costumbre.
De repente,se me salieron las lagrimas como si nada. Pero,eso era peor.
Mamá detestaba que lloráramos. Por alguna razón,siempre que lo hacíamos se volvía loca y nos insultaba como si fuéramos lo peor.
-estas llorando? A caso estas llorando? Que te he dicho todo este tiempo? Odio que llores!- dijo tan enojada que me daba miedo seguir haciéndolo. Pero estaba totalmente fuera de mis propias manos. No lo podía evitar,era algo tan fuerte que frotaba de mis ojos como si nada.
Me limpie la cara y corrí a la habitación que junto con mi hermana,dormíamos todos los días.
Teníamos una cama para las dos,era lo suficientemente grande como para caber las dos.
Eso no era problema para nosotras,ya que éramos tan unidas que no nos importaba compartir hasta la cama.
Esto no era cosa de falta de dinero,era más bien por qué mamá no se interesaba ni de comprarnos algo nuevo,ni para cumpleaños,Navidad ni año nuevo.
Solo trabajaba para comprarse los tragos más costosos que pudiese encontrar. Eso era lo único que la tenía alejada de todos los problemas que papá le causó. No encuentro que esto fuera excusa para tomar como loca cada día,ni mucho menos para pegarnos como lo hacía diariamente
Pero más allá de todo,nosotras la queríamos,estábamos tan agradecidas de lo poco y nada que nos daba.
Era algo difícil de entender,y de eso estaba totalmente de acuerdo. Pero no podía evitar el maldito sentimiento de quererla.

Camila y Santiago - Eres la persona correcta en el momento equivocado Where stories live. Discover now