No está tan mal.

Wade se encontraba esperando, sentado en la cima, contemplando el amanecer. Sostenía dos helados, uno para él y el otro para su amigo arácnido.

- ¿Cuál es el mío?. - Preguntó el de traje rojo y azul mientras llegaba balanceandose, para luego tomar asiento al lado de este.
- Supuse que te gustaría el bañado en chocolate.
- Gracias, Wade.

Peter tomó el postre que el mayor le tendía, mientras sujetaba al otro del hombro por temor a que caiga de tremenda altura, no podría ser fatal, pero sería horrible ver como el primero se destroza contra el suelo.

- Suerte que pudimos escapar de esos policías.- Mencionó.- No me hubiera gustado herir a alguien.
- Sinceramente estás muy cambiado, creo que antes algo como eso no hubiera sido importante.
- Lo verdaderamente importante ahora es que tenemos una hija arañita, es tan linda como su madre.-  Canturreo el sicario.
- Primero, no es nuestra hija y segundo, ¿Quién se supone que es la madre?
- Obviamente tú. No rechaces a nuestro retoño por su etapa de rebeldía, que madre desnaturalizada que eres, bebé.
- Si aquí hubiera una madre no sería yo. Y tu retoño se pasó matando a tantos. Es rara, en serio, ¿Porqué nos llama "papis"*?
- Quien sabe, quizás ella está confundida, quizás en realidad es fruto de algun amor fugaz. ¿Alguna vez nos emborrachamos juntos?, porque si llegara a olvidar algo como eso, cortaría mis pelotas.
- Nunca me emborracharía contigo, Wade. Respeto mi virginidad anal.
- ¡AH!, ¡Entonces aceptas que tu eres la madre!.
- ¡NO!, Simplemente se que tu serías capaz de hacerme eso.
- No me aprovecharía de un borracho, además no me interesas de esa manera, realmente. Deberíamos emborracharnos juntos alguna vez.- Wade apartó su mirada de aquella máscara roja para ver hacia el otro costado.
- Vi tu lista fielmente firmada por tu esposa. No me emborrachare contigo.
- ¡Oh!.- Hizo una falsa mueca de ofensa.- Leíste mis cosas y sin mi permiso, araña traviesa.
- Cosa en la que aparecía MI nombre, así que estamos a mano.

El par se carcajeó por un rato debido a la absurda pelea, mientras seguían contemplando el paisaje.

- Sabes... Me gustaría que confiaras más en mi, para cuando estés en algún problema poder ayudarte sin que necesariamente lleves ese traje y el nombre de Spider-Man. No tengo nada contra tu nombre y tu traje, son de lo más sensual. Pero me gustaría conocer al verdadero tú.

Peter quedó viendo unos segundos ese rostro al lado suyo, rostro que actualmente no tenía ninguna cicatriz, ninguna deformidad y con un manto de cabello castaño rasurado perfectamente.
Se preguntaba como esas cicatrices que vio de la nariz hacia abajo habían desaparecido, aunque eso era algo que ni el mismísimo Wade sabía explicar.

- Ya se, que quitaste tu máscara en frente mío y dijiste tu nombre para que pueda confiar más en ti. Pero para mi no es tan fácil, tengo miedo, Wade, y espero que entiendas. Tengo miedo de que ataquen a mis seres queridos, que gente inocente muera y no quiero decir que si te confieso mi identidad irás corriendo a vender la información a algún villano. Tampoco quiero decir que la vida de tu hija no valga*, porque tú de alguna manera la pusiste en riesgo a cualquier cosa exponiendola a mi, aunque ella también conozca únicamente tu máscara.
Wade, las cosas son diferentes, yo sólo quisiera que me dieras algo de tiempo, sólo un poco más y quiero que tengas por seguro que conocerás mi identidad.

Wade quedó algo impactado por aquella confesión, Peter de alguna manera se preocupaba por él y eso lo ponía feliz.
De alguna manera, confiaba en el, lo sabía con el simple hecho de que Peter tiene planeado a futuro confiarle algo tan importante como su identidad.
Las cosas eran notablemente diferentes a la primera vez, que a penas y tenían diálogo, que Peter lo había tirado a un mutante gigante fabricado de desechos humanos, activando las granadas que se encontraban ajustadas a su cintura para poder deshacerse del Colosal.
Sus esfuerzos estaban dando frutos y eso lo alegraba bastante.