Pok Meshol

#1

Buenas tardes, mis ninios, siento mucho no haber continuado mi historia antes, pero Muto tiró mi cuaderno de historietas al váter y tuve que comprar otro y reescribir lo anterior... Larga historia. En fin...

Esta historia, comienza un día tranquilo, o al menos, eso creíamos, hasta que llegó aquella señora tan peculiar...

Estaba sentado en mi despacho, mirando la foto de mis compañeros de Madriguera, que, con tanta nostalgia, llevaba a todos lados. Entonces la puerta se abrió de golpe y la voz de Jay resonó por todo el despacho
—Ya hace mucho de eso. Deberías superarlo, te sentiras mejor— dijo Jay con la voz quebrada. Entonces guardé la foto rápidamente entre los papeles de mi escritorio y con un notable rubor en las mejillas respondí:
—¡Que me dobles la edad no te hace ser el jefe y poder entrar donde y cuando quieras!
En esto, llegó Hamu e informó de un nuevo caso a Jay, ¡en vez de a mí que era el jefe! ¡Por algo le agencia tenía mi nombre! En fin... sigamos.
Hamu nos contó que una señora con un aspecto extraño estaba esperando en la puerta. Acto seguido salimos a recibirla. Al verla quedamos muy extrañados, ella era un grano de cacao ¡Literalmente! Entonces esta nos dijo, llorando lo que parecía ser batido de chocolate por sus ojos inexistentes,  que un hombre muy alto con gafas y un poco de barba había raptado a sus hijos dejando una nota en la que ponía:

Querida señora caco, me llevo a tus hijos a mi fabrica para tener un suministro infinito de chocolate, si quieres unirte a ellos llama a la policía o a algun detective y enviaré a mi secuaz a por tí.
          Besos, abrazos y SAAAH.

Esa nota nos llamó mucho la atención; ¿qué clase de loco rapta cacao? Para eso lo venden en las tiendas. Pero eso no fue lo que más nos extrañó, en absoluto, lo que más nos sorprendió fue ese ''SAAAH". Aquella era la palabra que años atrás utilizábamos en La Madriguera. Pero antes de que pudiéramos reaccionar, una silueta, ágil y ligera como si de viento se tratase, entró por la ventana y se llevó a la señora cacao dejando una segunda nota bastante más corta en la que se leía:

Os lo avisé...

Sorprendidos salimos a la calle corriendo, pero no había absolutamente nadie. Solo vimos un gorrito como a dos metros de la puerta. Seguidamente lo cogí y lo reconocí al instante. Era el gorrito del Corte Inglés edición limitada de Gem. Una inmensa felicidad invadió nuestro cuerpo solo de pensar que Gem estaba en la ciudad, una lástima que no fuera tan buena noticia como pensábamos...

Después de todo eso, volvimos a entrar con las notas y el gorrito, que tantos recuerdos nos daban, pero ya era tarde para empezar a investigar...

Bueno, la investigación tendré que contarla otro día, Muto me está mordiendo el brazo. Creo que quiere que juegue con él, y será mejor hacerle caso, no quiero comprar otro cuaderno.