Y entonces, en ese momento Frandine tuvo un rápido ataque de pánico, al ver ya a más de un cadáver de sus mejores amigos, ella no sabía qué hacer, pues le entraba la duda y la desesperación. ¿Le tocaría ahora a ella? ¿Podría salvarse de ello? Lo único que en ese momento pensaba era en llorar desconsoladamente. De repente Andrew y los dos monitores llegaron a la cabaña. Frandine miró de forma sospechosa a Andrew y temía si algo le habría hecho a Steven, pues el no había aparecido desde hacía mucho tiempo. —¿Qué ha pasado acá? —preguntó José mirando la cara sollozante de Frandine —Eira está muerta, ¡¡y todo es culpa de Andrew!! —gritó Frandine señalándolo a él —¡¡¿yo?!!, yo no hice nada malo, yo no asesine a nadie — respondió Andrew ante la acusación —¡¡¿entonces cómo explicas ésto? — dijo Frandine señalando el cadáver de Eira —Cálmense chicos —dice Aridia intentando calmar la pelea —tienes razón, debemos escapar de éste lugar —respondió José —¿y Steven? —preguntó Andrew —¡¡quizás lo hayas asesinado también!! — gritó Aridia intentando darle una bofetada en la cara —hay que ver su camarote —dijo José. Entonces todos se movilizaron hacia el camarote de Steven. Dentro del lugar, una mancha de sangre estaba en la cama, deslizándose hasta la puerta trasera del campamento. —ésto se ve repugnante —dijo José mientras se tapaba la nariz por el horrible hedor —pero el cuerpo de Steven no está —afirmó Andrew —quizás lo torturaste peor —respondió Frandine con mirada sarcástica —¡¡que yo no he asesinado a nadie!! -—gritó en la cara de Frandine —¡¡pues tienes todos los votos de que tu lo has hecho!! —respondió Frandine —chicos, paren la pelea, debemos salir de este lugar —respondió José —¿y a dónde iremos en tan inhóspito bosque? —preguntó Andrew de forma amenazante —conozco una cabaña de guardia a unos nueve kilómetros de aquí —respondió José —éso es muy lejos —dijo Andrew —es mejor que ser asesinados por ti —dijo Frandine —¡¡que yo no asesine a nadie!! —gritó Andrew de la forma más compulsiva—no creo que Andrew haya hecho eso —dijo José —¿y quien más podría ser? —preguntó Frandine —no lo sé, en este momento solo pienso en ir a la cabaña —dijo José —entonces hay que irnos lo más pronto posible —dijo Aridia. —voy a intentar comunicarme con el guardia —dijo José —¿cómo? —preguntó Frandine —tengo un medio de emergencia guardado en mi cabaña, solo hay que ir hacia allá —respondió José —entonces vayamos a tu albergue, es menos costoso ir hacia allá —dijo Frandine —vale —respondió José. Entonces los cuatro chicos se dirigieron a un camino largo por la noche, donde el silencio absoluto era lugar perfecto para una masacre. Andrew estaba confuso a la vez que enojado, pues no le gustaba recibir aquella culpa. Frandine seguía con los nervios, ya no sabia si confiar en los demás, ni menos en Andrew. De repente los árboles comenzaron a soplar un frío viento, el temor se apoderó en el grupo y comenzaron a caminar más rápido. Entonces un crujido sonó en las entrañas del bosque y Frandine comenzó a sentir más nervios que nunca. De repente Aridia gritó, José miró a su lado, pero ya era muy tarde, pues una daga le estaba atravesando el cuello, sin dejarle respirar ni por un segundo más. Andrew y Frandine comenzaron a correr lo más rápido posible que podían.—-¡¡te lo dije Frandine, yo no era!! —gritó Andrew. Frandine estaba completamente confusa. El asesino estaba encapuchado y no se dejaba, en sus manos se depositaba una daga llena de sangre. —debemos escapar, Frandine —dijo Andrew intentando agarrar la mano de Frandine. Frandine se quedó callada, sólo quería seguir a Andrew. Llegaron entonces a las afueras del bosque, a un campo muy grande y ahí estaba la cabaña de José. —falta poco, sólo unos cuantos pasos más —dijo Andrew. Abrió la puerta y enseguida subió al segundo piso, pero en ese momento Frandine cayó al piso y fue atrapada por el asesino encapuchado. Andrew se tiro a la butaca y grito al medio:¡¡auxilio!!, ¡¡s.o.s!!, ¡¡quiero vivir!!. De repente una tabla golpeó su cabeza y quedó absolutamente inconsciente. Miró a la cara al asesino y encontró a dos lentes muy familiares para él. Quedó mirando los lentes y de un momento a otro, su visión se volvío borrosa y no pudo ver más que aquel rostro. -:-Andrew y Frandine despertaron amarrados sobre el techo de la cabaña, con las bocas tapadas con cinta de embalaje y varias heridas en sus caras. Andrew intentó desamarrarse, pero los nudos eran tan fuertes que sus manos estaban asfixiadas. De repente el asesino entró al lugar con una hoz en la mano, se quito la capucha y dejó ver su cara... era Steven, aquel chico que parecía no dañar a nadie, aquel nerd que recibía bullying de todo el colegio. Frandine se quedó espantada al ver su cara, intentó no mirar, pero sus ojos estaban obligados a hacerlo. —hola chicos —dijo Steven con un tono psicópata —veo que se sorprendieron al verme así —Frandine movió sus manos, pero al igual que Andrew, era casi imposible hacerlo. —al parecer ustedes fueron los últimos en sobrevivir —dijo Steven sentándose en la butaca —justo a los que más esperaba —Andrew frunció sus cejas e intento amenazar a Steven aunque su boca estuviera tapada. —¿alguna últimas palabras, mi querido bravucón? —dijo Steven arrancando la cinta de la boca de Andrew —¡¡tarde o temprano te descubrirán, no importa lo que hagas, te descubrirán!! —gritó Andrew en la cara de Steven —¿tu crees eso? —dijo Steven con el mismo tono psicópata. Steven echó una gran carcajada y balanceò el cuerpo de Andrew, intentando ahogarlo temporalmente. —sabes, soy respetado en toda la ciudad, nunca creerán que un nerd hizo algo así —aclarò Steven— más bien, tú serás el culpado —Paró el balanceo y se movió hacia donde estaba Frandine, la cual intentaba desmayarse. —ahora dime lo que opinas Frandine —dijo Steven —¿qué dices? —¿por qué haces esto a todos?, no todos te hemos hecho daño —dijo Frandine.
Entonces Steven soltó otra carcajada y con una mirada repugnante le dijo a Frandine. —cada uno de ustedes me ha hecho el peor daño de mi vida, en especial tú, ¡¡arruinaste mi vida desde que llegué!! ¿E intentas repararlo con tu voz calmada y sincera? —dijo Steven. Movió el cuerpo de Frandine y comenzó a hablar consigo mismo, como un chiflado raro y aterrador. Entonces Steven se sentó en la butaca y agarró la hoz. —bueno, creo que aquí acaba la conversación, ahora, duerman en paz —dijo Steven con una sonrisa tosca.
Movió en forma serperteante la hoz y con una rápida ráfaga, elevó la arma curva hacia la cara espantada de Andrew. De repente un guardabosques entró al cuarto y atacó con una pistola en la espalda de Steven, éste sujetó su hoz y atacó al anciano, dejándolo muerto en menos de un segundo. Entonces Steven, con una caminata lenta, comenzó a tener una convulsión en el pecho y comenzó a sangrar. no les dejaré vivir -—dijo Steven mientras intentaba parar el desangrado.
Sujetó la pistola del anciano y disparó a los dos, esparció las cuerdas y luego se disparo a sí mismo, dejando la pistola en medio de los tres chicos.
Tres días después... —¿y tú, qué dices? —dijo el policía mirando los tres cadáveres —no tengo ni la menor idea —dijo el locutor mientras escribía varios párrafos en su diario —yo te digo que él es el asesino —respondió el policía, señalando a uno —pero el tipo no parece que le haya matado al otro —dudó el locutor mientras se tocaba la barbilla —¡¡yo te digo eso y punto!! Pònlo inmediatamente en la prensa —grito desenfrenadamente el policía al locutor —entendido señor —dijo el locutor espantado por el grito del policía. El policía salió del cuarto y el locutor quedó mirando a los tres cuerpos, entonces en sus hojas comenzó a escribir y luego salió de aquella cabaña, para visualizar si aún seguía el policía. —y... ¿Qué sería de los demás cuerpos? —dijo el locutor —sòlo ponlos en un apartado —respondió el oficial —entendido, señor —agradeció el locutor. Entonces entraron al auto y se dirigieron a la ciudad. El locutor comenzó a escribir mientras que el policía fue llevado a dar una conferencia. Más tarde salió la verdad, y también yacía la predicción de Steven. A las afueras de las calles, por todos los televisores y los carteles del lugar se mostraba la cara de Andrew, y al costado las armas que supuestamente él habría utilizado. Todo terminó en un complot y sin saber la verdad, todas las personas ya insinuaban quien era el culpable, nada más y nada menos que el típico bravucón. Luego de eso, las madres comenzaron a llorar por los hechos, excepto la madre de Andrew, que aunque en verdad sentía pena, al mismo tiempo sentía un descaro por su hijo, al verlo como el asesino, sin saber que el verdadero culpable era Steven. FIN