Capítulo único.

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Me encontraba de viaje por Corea del sur y había decidido asistir a un fansign de BTS. Estaba todo lleno de coreanas, exceptuándome, por lo que para los miembros de BTS, sería más fácil recordar mi cara, o al menos eso creía. Llegó mi turno, saludé a todos tímida y alegremente y cuando llegué a Jimin, éste se quedó mirándome con una sonrisa y lo noté tratar de decirme algo, ni siquiera llegué a escuchar su voz pero, justo cuando iba a decirme algo, pasó mi turno. No pude creerlo, fue una pena ya que, él era mi favorito...Sin embargo decidí volver al hotel, contenta porque porque había tenido el privilegio de conocer a mi grupo preferido y no hubo nada mejor que eso, o eso pensaba.

Entré en un local, me había perdido de vuelta al hotel y quería preguntar sobre la dirección. Aunque nadie lo pensara yo había estudiado coreano, de hecho sigo haciéndolo, así que no tenía problemas de comunicación. Justo cuando fui a preguntarle a uno de los camareros, una voz que me resultaba familiar llamó mi atención.

— Perdona...¿estás perdida, no? ¿Necesitas ayuda?

Cuando me giré, no llegué a ver su rostro al 100% y me asusté porque podría ser alguien raro que pudiera atacarme o secuestrarme. El chico notó mi reacción y se quitó la mascarilla.

— Shh, baja la voz, soy Jimin. No quiero ser descubierto, frecuento bastante este local y no me gustaría que los medios se enterasen...—Me pidió en voz baja.—

— Eh...bueno, está bien.—  Dije aún sorprendida por encontrármelo aquí y más que todo feliz. Noté cierta emoción en Jimin cuando me escuchó hablar coreano sin problemas, seguro que eso había aliviado mucho al chico, teniendo en cuenta lo mal que se le daba el inglés. 

Decidió invitarme a cenar y aprovechamos para hablar y conocernos mejor. Yo, avergonzada, le dije que sabía muchas cosas de él porque le admiraba y era su fan, aunque no como otras o las sasaengs. Jimin notó la sinceridad en mis palabras y sonrió dulcemente. Me preguntó acerca de mi vida, qué estaba haciendo aquí, que por qué hablaba tan bien el coreano, etc; todo esto mientras cenábamos.

Después de hablar durante dos horas en el local, me di cuenta de que ya era muy tarde y que no tenía un tren para regresar al hotel. 

— ¿Qué? ¿En serio es tan tarde? M-me siento culpable, lo siento no esperaba que...De verdad, lo siento muchísimo, esto en parte es culpa mía. 

—  No, no. No es tu culpa, si me ha encantado hablar contigo y pasar tiempo a tu lado, Jimin, de verdad, no te sientas así.—  Traté de reconfortarle como pude, a mí también me sabía mal que estuviese así.

— Si...si quieres puedes quedarte en mi piso a dormir, en serio. Esto es mi culpa, no tienes dónde quedarte y es peligroso que estés tan de noche en la calle. —Dijo él tímidamente.

Mi cara se tornó roja como un tomate al mismo tiempo que la de él, pues era malinterpretable por muy inocente que él fuera. Un hombre y una mujer a solas... Normalmente, no suele acabar de forma muy tierna exceptuando varios casos. Finalmente acepté, no podía negarme si me lo pedía de esa manera. 

Salimos fuera del local y él agarró su bicicleta.

— ¿Puedes ponerte un cubrebocas? No sería agradable que hubiese algún paparazzi husmeando por aquí.— Me pidió amablemente mientras dejaba un hueco en el asiento de la bici para que pudiera sentarme ahí. 

Asentí y saqué el que guardaba en el bolsillo de mi abrigo. Una vez me senté, él volvió a hablar.

  — A-agárrate fuerte a mí o te caerás. —Dijo con cierto nerviosismo, era tan lindo.

Un par de copas y a dormir.  [Jimin y tú.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora