La desaparición de la niña
MINESOTA; ST. LOUIS PARK
En Minneapolis, a solo pocos metros de St. Louis Park, se encontraba una niña corriendo en dirección a dicho parque. La niña se llamaba Ofelia. Era morena, de ojos aceituna y tenía diez años.
Ofelia salió a pasear por el parque para jugar son sus nuevos amigos de su nueva escuela.
De entre los adultos que había vigilando a sus hijos, había un hombre que no quitaba los ojos de Ofelia. Mientras todos los niños jugaban en grupo, la niña siguió a un perro. Era el perro del misterioso hombre. Ofelia llegó al banco donde estaba sentado el hombre y, sin darse cuenta, se encontró a merced suya.
Al día siguiente, Irene Vásquez, la madre de Ofelia, estaba en la entrada de la oficina de la policía. Con todo la fuerza que pudo reunir, entró en el edificio. Se dirigió directamente a un hombre, Kayl Kenneth. El inspector Kenneth era un amigo de Irene que le salvó la vida anteriormente. Kayl, al ver el rostro desencajado de la mujer, la cogió del brazo y la arrastró a una de las salas de interrogatorio vacías.
- ¡Kayl! Tienes que ayudarme. Alguien ha secuestrado a mi hija. ¡Por favor, Kayl! Tienes que hacer algo...
Irene casi lloró al contarle lo que pasó.
- No tengo mucho tiempo. El sucuestrador no debe saber que he hablado con un policía.
- Espera Irene, ve más despacio, ¿Quieres? Primero relájate. Vamos, te llevaré a tu casa y ahí me lo explicarás mejor.
La mujer se quedó en silencio y asintió con la cabeza.
- Entonces...- continuó el inspector- ¿Me estás diciendo que han secuestrado a Ofelia y que estás segura de que ha sido tu ex-marido? Sé que Marc tiene muchos motivos para hacerlo, pero no creo que quiera hacerle daño a Ofelia, él no sería capaz...
Después de unos segudos de silencio que más bien parecieron horas, Irene se levantó, buscó algo en un cajón y se lo entregó al inspector Kenneth.
- Me encontré esto encima de la cama de Ofelia.
Kayl leyó en voz alta la breve escritura de la hoja:
Me he llevado a nuestra hija. Ella necesita a un padre.
Continuará...