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CAPÍTULO I

Es en las noches de diciembre, cuando el termómetro esta a cero, cuando más pensamos en el sol

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Es en las noches de diciembre, cuando el termómetro esta a cero, cuando más pensamos en el sol.

LOS MISERABLES,

Victor Hugo

Normalmente, los viernes siempre eran mis días de la semana favoritos.

Las clases se acababan para dejar paso al tan deseado fin de semana y todos los viernes íbamos a merendar al parque. Mamá Toni solía comprar pastelillos y dulces en la tienda de la esquina y los exponíamos en una manta de cuadros sobre el césped, aunque siempre nos los comíamos rápidamente.

Además, algunos viernes, la tía Cindy solía venir a vernos y nos traía regalos desde Nueva York, donde trabajaba como actriz.

Sin embargo, aquel veintiuno de septiembre, marcó la diferencia entre todos los demás viernes.

Era el cumpleaños de mamá Toni y le estábamos preparando una fiesta sorpresa.

La tía Cindy nos había ayudado a decorar todo el salón mientras iban viniendo los invitados y papá iba a recoger a mamá Toni.

Mamá Toni no era mi madre, si no la segunda esposa de mi padre, pero había estado cuidando de mi desde que tengo memoria, así que siempre la he considerado así, pues mi verdadera progenitora no quiso cuidar de Darren y de mi cuando se separó de papá.

- ¿Deidre? - me llamó Cath

- ¿Qué pasa?

- ¿Me ayudas a prepararme para la fiesta? - me pidió mi hermanita.

- ¿Aún no estás lista? - le pregunté, aunque la respuesta era obvia. - Vamos, tenemos que darnos prisa.

La tomé de la mano y nos dirigimos a su habitación.

Le ayudé a ponerse el vestidito rosa que mamá Toni había elegido para ella y ambas bajamos al salón, dónde los invitados hablaban entre ellos.

La mayoría eran amigos de nuestros padres y vecinos. La única familiar era tía Cindy, que siempre buscaba una excusa en su trabajo para escabullirse y venir a vernos y nosotros cuatro.

Papá tenía otro hermano, el huraño tío Bart, pero ellos dos nunca se habían llevado bien desde que yo tenía uso de memoria, así que no solíamos verle muy a menudo.

Por supuesto, el tío Bart estaba invitado a la fiesta, pero hacía varios años que había dejado de contestar a nuestras invitaciones.

- ¡Creo que viene alguien! - exclamó Darren, mi hermano mellizo, que miraba atentamente por la ventana.

- ¡Escondeos todos! - ordenó la tía Cindy.

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⏰ Última actualización: Jun 20, 2017 ⏰

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